viernes. 29.03.2024

(Texto:Diego Alcaín González) Al Ain no es una ciudad como Dubai o Abu Dhabi. Únicamente en el centro de la ciudad se puede alcanzar a ver algún edificio alto que, en contadas ocasiones, sube de las cuatro plantas. Pero si se otea el horizonte hacia el sureste, se puede hallar un 'rascacielos natural', la montaña Jebel Hafeet que, con sus 1.300 metros de altitud, es la más alta de los Emiratos Árabes.

Jebel Hafeet comparte territorio con Omán. En los días en que la neblina lo permite, desde la cumbre se obtiene un magnífica vista de toda la comarca, incluyendo las grandes dunas rojas del desierto que lo rodea. Pero quizás, lo más extraordinario de Al Ain sea que, teniendo en cuenta el enclave en el que se encuentra, su paisaje contiene una gran cantidad de árboles y plantas que recorren los parques y avenidas de la ciudad.

La clave esta en el subsuelo

Varios manantiales subterráneos recorren Al Ain y hacen posible la existencia de siete oasis, además de parques y zonas verdes.

Estos oasis se mantienen con el milenario sistema de riego Falaj. El Falaj consiste en la extracción del agua subterránea por medio de un pozo 'madre' conectado a un túnel principal -denominado falaj- que se va ramificando en diferentes canales ya en la superficie. Con esto se consigue un abastecimiento continuo de agua a una temperatura inferior de la que se obtendría con un recorrido expuesto al calor extremo que suele sufrir la superficie, especialmente en época estival, por lo que este sistema de irrigación ha sido vital para la supervivencia de la agricultura y el consumo humano en toda la zona de Oriente Medio y otros lugares más lejanos como Irán o China.

El principal oasis de Al Ain lleva el nombre de la ciudad y está situado en el centro de la misma. Su vegetación se compone, como no podía ser de otra manera, de cientos de palmeras que crean un microclima especial y agradable. El oasis se ha convertido en el centro de las fotos tomadas por los extranjeros que visitan la ciudad, como demuestran las diferentes fotografías que circulan por la red.

Modernidad y tradición

Estando habitada desde hace más de 4.000 años, Al Ain ha sido clave en la cultura emiratí, y la imponente Jebel Hafeet, única montaña en la planicie que rodea a la ciudad, ha sido referencia geográfica durante siglos.

El hecho de que sea la ciudad natal del primer presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Zayed bin Sultan Al Nahyan, la sitúa como una de las ciudades mas influyentes del país.

Debido a la lejanía del mar, presenta un clima seco que hace más llevadero el verano aunque las temperaturas máximas sean superiores que en ciudades como Dubai o Abu Dhabi. Por ello, no son pocos los emiratíes residentes en la dos grandes capitales que van a pasar el verano a la ciudad, lo cual hace que la tradición emiratí en Al Ain esté muy presente, pese a que la mayor parte de la población es extranjera (pakistaní e hindú, en su mayoría).

Es mucho más complicado encontrar occidentales que en las dos principales metrópolis del país. El Hotel Hilton, el Danat Al Ain Resort o el Club de Rugby son algunos de los lugares que frecuentan.

Por ley, está prohibido construir edificios de más de cuatro plantas, aunque algunos edificios como hoteles, centros comerciales y edificios oficiales han sobrepasado este límite. Esta circunstancia hace que las grandes avenidas y parques se vean realzados frente a los demás edificios y calles, por lo que la sensación de que es una ciudad extrañamente verde, teniendo en cuenta que está ubicada en el desierto, gana más intensidad. Aún así, es la cuarta ciudad del país en cuanto a número de habitantes (600.000. según censo de 2008) y tiene una extensión de 13.100 km², una consecuencia de su escasez de grandes edificios residenciales. Como en casi todos el país, la necesidad de disponer de vehículo propio es básica.

Aún siendo más tradicional que la capital emiratí, Al Ain también ofrece toda clase de servicios. Cuenta con tres grandes centros comerciales situados estratégicamente en la ciudad; Al Jimi Mall en el norte; Al Ain Mall en el centro y Bawadi Mall al sur, en los que se pueden realizar toda clase de actividades: desde patinar sobre hielo a visitar una reproducción del Patio de los Leones de La Alhambra granadina. También dispone de un parque de atracciones y de un Zoo, el más grande de los Emiratos Árabes, que cuenta con unos 4.300 animales y 184 especies procedentes de todo el mundo, incluidos ejemplares endémicos del país muy amenazados, como el Sandcat o el Oryx de Arabia.

Al este de Jebel Hafeet, se puede encontrar uno de los vestigios del pasado tradicional emiratí, y es que el mercado de camellos sigue en pleno funcionamiento: lugar en el que se negocia, además, con otro tipo de ganado como cabras y ovejas. Es curioso cruzarse en la carretera, en pleno centro de la ciudad, con furgonetas con un par de camellos en la parte trasera que vienen o van hacia el mercado.

Al Ain también dispone de un área recreativa, especialmente pensada para las familias, en el Monte Hafeet Shahin (en la falda norte de Jebel Hafeet). Es un buen lugar para pasar un día de ocio al aire libre ya que existen sitios específicos para hacer barbacoas y acampar, cuenta con dos piscinas cubiertas, un pantano en el que se puede navegar con botes de remo y varias fuentes donde refrescarse. Toda la zona tiene verdes praderas más propias de la campiña inglesa que de un lugar con clima extremadamente árido.

En definitiva, para aquellos que buscan una ciudad más "manejable" que las grandes urbes como Dubai o Abu Dhabi, Al Ain es el sitio perfecto donde tradición y modernidad cohabitan sin demasiados sobresaltos. Al fin y al cabo, ¿a quién no le apetece encontrar un oasis en el desierto?

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