sábado. 27.04.2024

Cuando Leopoldo Ceballos donó parte de sus libros a la Biblioteca Islámica sintió un agudo dolor inconsolable. No es fácil desprenderte de un trozo fundamental de tu biografía. Y la de este diplomático y economista del Estado está esculpida sobre una montaña de papel. Fue en 2018 cuando Ceballos firmó la entrega de un montón de cajas con 440 documentos que jalonan una vida azarosa que transcurrió entre Marruecos, Argelia, Túnez, Israel, Dinamarca, Noruega y Lituania. De todos ellos, tomó prestada su historia, su literatura y su ciencia para poblar los anaqueles de su larga vida.

Leopoldo Ceballos nació en Alcazarquivir en 1935, aunque pronto se instaló en Tánger. Heredó la pasión bibliófila de su padre. Y desde muy joven levantó una soberbia biblioteca edificada con volúmenes sobre el mundo musulmán, magrebí y judío, la gran pasión de su vida. “Conozco todos mis libros”, aseguró en una entrevista sobre una colección personal que rozaba los 3.000 títulos. Su primera librería fue la mítica Les Colonnes, de Tánger. Y luego fue sumando ejemplares en Túnez y Argelia, donde trabajó temporalmente. En Jerusalén adquirió la colosal Enciclopedia Hebrea, de 17 tomos, con cuya obra mantuvo un intenso vínculo afectivo hasta su fallecimiento el pasado 19 de noviembre.

La de Leopoldo Ceballos es una de las veinte donaciones de arabistas y expertos en el mundo islámico que figuran en Un legado común, el homenaje que la Biblioteca Islámica les ofrece en agradecimiento a su generosidad. Además de esta veintena de donaciones especializadas, hay otras 16 de instituciones y embajadas, y una docena de lotes particulares. En conjunto, aportan nada menos que 25.000 ejemplares a un fondo, vinculado a la AECID, que cuenta con un total de 120.000.

Detrás de cada colección bibliográfica se esconde una vibrante biografía personal que rezuma pasión por el conocimiento. Profesores que, como Bernabé López García, tuvieron que exiliarse en las postrimerías del franquismo en la Universidad de Fez para acabar cimentando una sólida trayectoria de investigación como experto en política magrebí. O como Walid Saleh, que aterrizó un día de marzo de 1984 en Barajas huyendo de la atroz dictadura de Sadam Hussein.

La directora de Casa Árabe, Irene Lozano, junto a Manuela Marín, José Pérez Lozano y Luisa Mora, el pasado miércoles en la presentación del libro
La directora de Casa Árabe, Irene Lozano, junto a Manuela Marín, José Pérez Lozano y Luisa Mora, el pasado miércoles en la presentación del libro.

Todos ellos convirtieron su vida en un eterno aprendizaje minuciosamente conservado en sus espléndidas bibliotecas. Y hoy todas, o parte de ellas, descansan en los anaqueles de la Biblioteca Islámica. “Aquí ya llegan más libros por donaciones que por compra o canje”, asegura Luisa Mora, su responsable y autora de Un legado común. “En las donaciones de arabistas y expertos hay un material singular y valioso. La mayoría están comprados fuera de España y son libros difíciles de encontrar. También hay autoediciones y materiales efímeros muy interesantes”, afirma plenamente satisfecha del largo camino recorrido y del homenaje que significa el libro. La presentación tuvo lugar el miércoles pasado en Casa Árabe y contó con la presencia de más de un centenar de invitados.

Los libros donados tienen un “valor extra” para los investigadores que acuden cada semana a consultarlos. Catalogar todo este ingente material y ponerlo a disposición de los usuarios es una labor tenaz y altamente cualificada. “Para cartografiar la colección hay que saber qué hay en las donaciones”, explica Luisa Mora, que ya lleva 12 años al frente de la institución.

La mitad de los donantes ya han fallecidos. Muchos de ellos han recurrido a la Biblioteca Islámica tras su jubilación, por falta material de espacio en sus viviendas y con la convicción de que sus fondos personales serán archivados en una entidad pública con plenas garantías. Los libros que los han acompañado durante toda una vida guiarán ahora la trayectoria profesional de los jóvenes investigadores. Además de que formarán parte de la economía circular en un momento en que la conciencia ecológica empieza a dominar nuestra existencia.

“Lo más importante es que detrás de los libros hay un mundo de afectos muy grande. Compartirlos y ayudar a difundirlos es un privilegio”, sostiene Luisa Mora. “Es como recoger un testigo para que otras personas puedan seguir creando conocimiento”. “Y eso”, argumenta la directora, “es una labor esencial para cualquier biblioteca pública”.

Luisa Mora está feliz con una obra que ha exigido casi dos años de trabajo. “El libro significa el cierre de un ciclo. Cuando ves el conjunto de materiales y de información que hay detrás de la Biblioteca, sientes que hay una visión estratégica”. La Biblioteca Islámica es uno de los tres fondos que dependen de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Los otros dos son la Biblioteca Hispánica y la de la Cooperación Española.

Luisa Mora, entre estanterías repletas de libros de la Biblioteca Islámica
Luisa Mora, entre estanterías repletas de libros de la Biblioteca Islámica.

Además de Ceballos, García López y Saleh, en el libro figuran otro buen grupo de donantes. Fernando de Ágreda, Ignacio Alcaraz, Mariano Arribas, Mohamed A. Elgeadi, Gonzalo Fernández Parrilla, Rodolfo Gil Grimau, Miguel Hernando de Larramendi, Alejandro Lorca, Manuela Marín, José Pérez, Eloy Martín, Gema Martín Muñoz, Manuel Melis, Isabel Ramos, Abdul Hadi Sadoun, Laurence Schröder, Fernando Valderrama y Juan Zozoya componen el lote de expertos en el mundo árabe. Nueve embajadas han donado también material bibliográfico, así como diversas instituciones, entre ellas el Círculo Intercultural Hispano-Árabe, el Consejo de la Comunidad Marroquí en el Extranjero o el Instituto Egipcio de Estudios Islámicos.

Casa Árabe acogió la presentación del libro el pasado miércoles en un salón de actos lleno. Su directora, Irene Lozano, elogió el esfuerzo compilador de Luisa Mora en una obra que reúne a “referentes destacados del arabismo español”. “Celebramos muy orgullosos la presentación de este libro”, aseguró. El director general de Relaciones Culturales de la AECID, Santiago Herrero, declaró que la institución “mira ahora mucho más hacia el mundo árabe” cuando en etapas precedentes prestaba especial atención a Latinoamérica. “Me parece fascinante que los donantes cedan sus bibliotecas personales”, dijo, a la vez que agradeció el trabajo “perseverante” de la directora de la Biblioteca Islámica, “una de las mejores del mundo”, remarcó.

Al acto asistieron algunos donantes del fondo. Dos de ellos, los arabistas Manuela Marín y José Pérez Lázaro, relataron sus trayectorias profesionales y bibliófilas. Ambos trabajaron en el Instituto Hispano Árabe de Cultura de Bagdad a principios de los años setenta y allí emprendieron su labor investigadora. Manuela Marín recordó a alguno de los referentes históricos del arabismo español, entre ellos el sacerdote Félix María Pareja, fundador de la Biblioteca Islámica en los años cincuenta. “Es uno de los islamólogos y orientalistas más importante de Europa”, elogió. Por su parte, Pérez Lázaro recordó que iniciaron la donación en el año 2012 con una primera entrega de manuales árabes y diccionarios, muchos de ellos adquiridos en su etapa iraquí.

La Biblioteca Islámica rinde tributo a sus donantes
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