jueves. 02.05.2024

Al noroeste de la península arábiga, a casi 250 kilómetros del Mar Rojo, el desierto ardiente oculta uno de los tesoros arqueológicos más desconocidos de Oriente Medio. Hablamos de un área gigantesca, comparable a toda Bélgica, que alberga nada menos que 35.000 sitios arqueológicos diferentes, la inmensa mayoría de ellos aún sin excavar. En todo este descomunal imperio de conocimiento histórico, reposan restos de comunidades humanas antiquísimas de hasta 200.000 años antes de nuestra era. 

Al frente de la Dirección General de Patrimonio de AlUla se encuentra un español. José Ignacio Gallego Revilla, arqueólogo de larga trayectoria en proyectos internacionales y experto en yacimientos del Patrimonio Mundial de la Unesco, coordina desde hace dos años y medio todas las excavaciones de este sorprendente enclave en el corazón del desierto. Gallego Revilla explica con sencillez su significado: “AlUla es como una biblioteca gigante que nos está contando cosas desde la prehistoria hasta nuestros días”. 

Una colosal biblioteca de la que apenas se conoce una ínfima parte que no superaría el 1%. El resto permanece oculto bajo la arena o escondido entre las rocas de este inacabable páramo inerte. Lo más llamativo de AlUla es la cultura nabatea y sus reconocibles tumbas esculpidas en la piedra, idénticas a las mundialmente famosas de Petra, en Jordania. Aquí se han identificado 130 mausoleos monumentales, que se investigan desde hace ya 20 años. Hegra es la capital nabatea en Arabia Saudí y fue declarada Patrimonio Mundial en 2008, el primer sitio reconocido por la Unesco de todo el país. Algunas estimaciones calculan en 5.000 los habitantes de Hegra, que terminó siendo engullida por el imperio romano. 

"AlUla es como una biblioteca gigante que nos está contando cosas desde la prehistoria hasta nuestros días”

“No todos los días tienes la oportunidad de contemplar una capital del reino nabateo”, señala el experto. “Hegra no es comparable a Petra por su enorme dimensión, pero sí desde el punto de vista de la calidad del elemento arqueológico. Hegra es un sitio que puedes entender. En Petra ves tantas cosas que, al final, no te quedas con una idea clara. Hegra, en cambio, es limpio. Entras y puedes tener la experiencia del sitio sin molestias externas que te distraigan”. 

Crepúsculo en Al Ula. (Tariq Almutlaq / Flickr)
Crepúsculo en AlUla. (Tariq Almutlaq / Flickr)

La cultura nabatea y sus majestuosas tumbas cinceladas en la roca rojiza del desierto constituyen, quizás, la bandera icónica de AlUla. Pero sus enigmas son infinitos. Antes de los nabateos, durante el último milenio anterior a nuestra era, prosperó la cultura dadanita, uno de los reinos de la Arabia antigua. Su capital se llama Dadán y aparece referenciada en la Biblia. “La conocemos bien a través de fuentes históricas”, precisa Gallego Revilla. La ciudad es de piedra y está enclavada junto a unos farallones rocosos cerca del cementerio. Los arqueólogos han rescatado la planta y el zócalo de las viviendas, por lo que ignoran si las casas se alzaban una o dos alturas. 

Las investigaciones han permitido identificar qué plantas cultivaban, de qué animales se alimentaban y cómo era su vida cotidiana. Lo más asombroso de la cultura dadanita, sin embargo, se encuentra en uno de los valles convertidos en un auténtico santuario plagado de inscripciones. Más de 300 epígrafes en alfabeto dadanita relatan rituales e historias sobre reyes y acontecimientos que ocurrieron hace casi 3.000 años. 

“Ya había mujeres empoderadas en la península arábiga hace más de 2.500 años”

Los arqueólogos han podido constatar que los dioses y los ritos dadanitas guardaban una estrecha relación con los ciclos hídricos y agrícolas. El dátil y la palma constituían una de las producciones locales fundamentales. Un insólito dato destaca sobre el resto: la cultura dadanita tenía sacerdotisas. “Ya había mujeres empoderadas en la península arábiga hace más de 2.500 años”, subraya el responsable español y funcionario de la Comisión Real de AlUla. 

La dadanita es una cultura desarrollada, dotada de un sistema de construcción de casas y gestión del agua. “El uso de la escritura marca un antes y un después”, puntualiza Gallego Revilla. Su aparición es más temprana que en la cultura celtibérica o cualquiera otra del espacio mediterráneo. “La escritura representa la capacidad de estructurar la cultura, manejar información, desarrollar contabilidad o mantener un rito a lo largo del tiempo”, explica el arqueólogo español. 

Los vestigios más antiguos de la región datan de hace 200.000 años. Las primeras ocupaciones humanas se remontan al paleolítico medio. En arte rupestre, se localizan miles de sitios singulares con grabados e inscripciones milenarias. Gracias a todo ese inmenso material, los investigadores saben cómo eran los animales de la zona, cómo eran cazados y cómo se desarrollaba la vida diaria de los pobladores primitivos. 

"La idea es desarrollar AlUla como un espacio de carácter cultural, dotado de museos, sitios históricos y otras dependencias”

Al Ula es uno de los “gigaproyectos” activados por el Gobierno saudí en el marco de su programa Visión 2030, que persigue transformar la mecánica económica del país, extremadamente dependiente del petróleo. El turismo y la cultura constituyen una de estas herramientas de diversificación. Y el yacimiento de AlUla, el más importante de toda la península arábiga, cumple perfectamente estas características. “La idea es desarrollar AlUla como un espacio de carácter cultural, dotado de museos, sitios históricos y otras dependencias”, argumenta. 

Perspectiva del Elefante de Roca en Al Ula. (Maher Najm / Flickr)
Perspectiva del Elefante de Roca en AlUla. (Maher Najm / Flickr)

Francia es un socio estratégico de Arabia Saudí en la implementación de este megaproyecto. Con ese objetivo se creó la agencia francesa Afalula, que funciona como la entidad gestora y un proveedor de servicios. “Si queremos hacer una excavación”, explica Gallego Revilla, “sabemos que los tenemos a nuestro alcance y ellos nos proveen de expertos franceses. Es un acuerdo importante y bilateral, pero no exclusivo”, subraya. Junto con Revilla, otra arqueóloga española trabaja como especialista en conservación del patrimonio cultural de Al Ula: la doctora Rut Ballesteros

Por AlUla discurría la ruta del Incienso, que conectaba Asia, África y Europa, y transportaba especias, mirra, algodón, ébano y seda

Pero, ¿por qué Al Ula guarda tan extraordinarios tesoros arqueológicos bajo su arena? La respuesta está en su ubicación como nudo de comunicaciones centenario. Por este punto geográfico de Oriente Medio discurrían algunas de la rutas comerciales más importantes de la antigüedad. Por ejemplo, la ruta del Incienso, que conectaba Asia, África y Europa, y transportaba especias, mirra, algodón, ébano y seda. 

“Las comunidades antiguas se establecían en sitios que garantizaban unas condiciones mínimas de subsistencia, sobre todo, en casos extremos, como la península arábiga, donde las zonas desérticas hacían imposible mantener poblaciones sedentarias”, señala Gallego Revilla. Las rutas comerciales prehistóricas usaban corredores estratégicos donde hubiera posibilidad de abastecimiento de agua y comida. Precisamente, en AlUla hay valles muy fértiles que generan grandes oasis. Por esa razón, es una zona rica en yacimientos arqueológicos. La geografía vuelve a comportarse como un elemento determinante. Y AlUla, concluye el arqueólogo español, es un sitio privilegiado. 

AlUla esconde enigmas milenarios en el desierto de Arabia
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