Dubai es conocido en todo el mundo por una lista de maravillas como imponentes rascacielos, hoteles de lujo, desiertos interminables y relucientes centros comerciales. Pero una de sus nuevas atracciones más emocionantes, la Biblioteca Mohammed Bin Rashid, que abrió sus puertas en junio, es un hermoso oasis de contemplación tranquila, donde los visitantes pueden relajarse con un buen libro, conectar los portátiles para estudiar o trabajar, o maravillarse con los manuscritos raros y los libros de primera edición que se muestran en el séptimo piso. La entrada es gratuita para todos, residentes y turistas por igual, y solo es necesario reservar las entradas con antelación.
En el lugar se inviertieron 1.000 millones de dirhams, (más de 272 millones de dólares). Lleva el nombre del jeque Mohammed bin Rashid Al Maktoum, gobernante de Dubai, quien anunció la construcción de la nueva biblioteca en 2016. Y con más de 1,1 millones de libros impresos y digitales en sus despendencias de 54 000 metros cuadrados, espera atraer a los interesados en la cultura.
Ubicado en Dubai Creek en Al Jaddaf, justo al lado de los astilleros donde los artesanos fabrican dhows (barcos de madera tradicionales) a mano durante décadas, el espectacular edificio parece un libro abierto, pero en realidad está inspirado en un soporte que se usa para guardar el Sagrado Corán. La instalación alberga nueve bibliotecas separadas, dedicadas a todo, desde medios y artes hasta títulos de negocios, publicaciones periódicas internacionales, mapas y atlas, libros para niños y adultos jóvenes, y una colección de preciosos tesoros de archivo.
La colección de obras aún se está formando, pero ya cuenta con algunos números impresionantes. Junto con sus libros impresos y digitales multilingües, los visitantes pueden acceder a más de seis millones de disertaciones, 73.000 partituras musicales, 75.000 videos, 35.000 revistas internacionales impresas y digitales, y más de 5.000 publicaciones periódicas históricas que abarcan 325 años.
La CNN visitó la biblioteca e l jueves por la mañana y aunque no estaba exactamente llena, tampoco vacía. Muchos son los que se toman selfies contra sus paredes de libros enormes, y muy fotogénicas, en el vestíbulo lleno de luz.
