viernes. 17.05.2024

El hotel Ritz de Madrid fue comprado a finales de mayo por el grupo hotelero de Hong Kong Mandarin Oriental y el grupo de Arabia Saudita Olayan por 130 millones de euros (145 millones dólares), este enorme palacio barroco en el centro de la capital de España está siendo preparado para una renovación con una inversión aproximada de 90 millones de euros.

Con más de cien años de historia, el hotel Ritz de Madrid encierra un esplendor perdido que ahora busca recuperar.

"Para como está el mercado, aún recuperándose de la crisis, es una inversión elevada", dice a la AFP Inmaculada Ranera, directora para España y Portugal de la agencia internacional de propiedades hoteleras Christie and Co.

Construido en 1910 por el arquitecto francés Charles Mewès y el hotelero suizo César Ritz a iniciativa del rey Alfonso XIII, "es un establecimiento muy especial, único en Madrid, por su historia, por sus características, por su emplazamiento", explica, pero "desde hace muchos años, en el sector se decía que necesitaba una reforma urgente", agrega.

Prueba de ello es la fachada delantera, cuyas grietas, desconchados y suciedad contrastan con las impecables molduras blancas de las fachadas laterales. Fueron recientemente "restauradas a su estado original", dice orgulloso su director general, Christian Tavalli, sentado entre árboles y fuentes en el exuberante jardín con vistas al Museo del Prado.

Iniciada en febrero, esta es sólo la primera reforma de las muchas que seguirán hasta principios de 2017, durante año y medio.

El jardín se excavará por completo para construir un spa subterráneo con gimnasio y piscina. Alzando los techos, se harán nuevos alojamientos en las mansardas de la sexta planta y, en las otras, se unirán las habitaciones más pequeñas para crear espacios más amplios.

Además, se rediseñarán los cuartos de baño de grifería dorada, tal vez su elemento más demodé. "Ahí se le nota al hotel su edad de una forma no positiva", admite Tavalli. Los baños "tienen el lujo de 1910, y lo que queremos hacer hoy es el lujo de 2015", dice.

Todo para romper "un estereotipo forjado con los años, la imagen de que el Ritz es el hotel donde llevaría a mi abuela, pero no vendría una persona de 25, 35 o 45 años", afirma con humor este ejecutivo de 41 años, mientras suena música electrónica y los clientes degustan tapas de diseño con cucharas de plata.

Una minúscula puerta giratoria da entrada a un hall con arañas de cristal, columnas de mármol rojo, cortinas drapeadas y una alfombra de 350 m2 hecha a mano.
Por sus elegantes salones pasaron figuras como Fidel Castro, Eva Perón, Nelson Mandela, Zsa Zsa Gabor o Frank Sinatra.

"Ava Gardner tuvo muchos amoríos en el mundo y también en este hotel. Uno de ellos fue con Frank Sinatra cuando ella estaba filmando películas en Madrid", explica Tavelli. "Sinatra vino a visitarla y se alojó en el Ritz. La llamó a su casa, pero ella no se creía que estuviera aquí, así que pidió en recepción que le llevasen el teléfono con un cable hasta el piano y se puso a tocar para ella. Dicen que a los diez minutos Ava llegó al Ritz vestida sólo con un abrigo de piel, sin nada debajo", relata.
Es una de las miles de anécdotas que encierran estas centenarias paredes.

Como la que dio nacimiento al 'Dalitini', un cóctel en el que cointreau, vermut blanco y vodka se tiñen con un extracto de cereza, espeso e intensamente rojo, que recuerda las gotas de sangre vertidas accidentalmente en su martini por un Dalí treintañero acodado al bar del hotel.

O el recuerdo de que una de sus salas se convirtió en quirófano durante la guerra civil española (1936-1939) mientras su Salón Real acogía las camas de los heridos.

También la cubertería y vajilla de oro que el hotel asegura se utilizó para la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia en 1906, a disposición de los clientes dispuestos a pagar 60 euros por persona para utilizarla.

"Es una joya histórica", afirma la directora de eventos Gloria Garrido, y "uno de nuestros tantos secretos mejor guardados ".

Los propietarios saudíes del hotel Ritz de Madrid quieren que recupere el esplendor