viernes. 29.03.2024

A partir de las 17:30 horas, empieza la fiesta. Al principio vienen de uno en uno o de dos en dos, pero pronto el goteo se convierte en un flujo constante de personas.

Al atardecer la transformación es completa. El aparcamiento se ha convertido en un bar al aire libre ilegal improvisado, que ofrece no sólo diferentes tipos de alcohol, sino también cubitos de hielo, refrescos, huevos duros y kebabs.

Los clientes afirman que incluso proporcionan drogas.

"Te puedo conseguir hachís, hierba africana, Speed, (nombre de la calle para un medicamento estimulante), ¿qué quieres?", preguntó un joven a Gulf News, que solicitó un whiski y sacó una botella de la mochila.

Esta escena no corresponde a un país de Occidente o Asia Sur-Oriental, sino en un hecho cotidiano en un aparcamiento cerca del zoco tradicional en Naif, el bullicioso distrito de Deira.

Los clientes son en su mayoría asiáticos, los contrabandistas todos africanos.

A medida que la noche avanza, más alcohol se bebe aquí que probablemente en algunos de los bares de la ciudad. La fuente nunca se acaba. Latas de cerveza siguen surgiendo de las grandes bolsas de plástico blancas colgadas de un árbol en el otro extremo del estacionamiento.

Las botellas de whisky se ocultan debajo de las pilas de colchones de las camionetas. Hay más en mochilas escondidas debajo de los vehículos estacionados. Cajas llenas de licor se trasladan a lugares apartados, hay hombres africanos con los teléfonos celulares apostados en las cuatro esquinas del aparcamiento para vigilar las calles.

Mezclados entre la multitud los reporteros de Gulf News solicitaron un whisky indio por 20 dirhams y una lata de cerveza de Filipinas por 7.

Las bebidas y los bocatas de kebabs de pollo (5 dirhams), cacahuetes salados y huevos cocidos se están vendiendo tan rápidamente como el alcohol.

Syed Islam, el vigilante pakistaní del parking explica que las peleas de borrachos violentos estallan aquí cada momento. 'El otro día un hombre vomitó en un coche. Cuando me enfadé, se puso violento y me atacó con una botella de licor ", y muestra una cicatriz en su cuello.

El propietario del aparcamiento es Abdul Haq, de 32 años asegura que ha avisado a la policía muchas veces, pero cuando una patrulla llega, la banda se evaporiza. A veces dañan los coches aparcados, es su manera de tomar venganza.

Una mujer iraní que vive cerca y no quiso ser identificada, manifestó que se siente insegura por que el barrio ha sido tomado por los alborotadores, pero no quiere informar por temor a represalias.

Los trabajadores asiáticos hacen su agosto vendiendo las latas de cerveza vacías en centros de reciclaje por un módico precio.

El consumo de alcohol en los Emiratos Árabes Unidos sólo está permitido en áreas designadas como restaurantes, hoteles y bares con licencia.

Beber en público es ilegal y la regla es de tolerancia cero, con penas que van hasta seis meses de cárcel y una multa de 2.000 dirhams. Para el contrabando, que a menudo se traduce en luchas territoriales salvajes, el castigo es más severo.

Un oficial de policía de Dubai comunicó que están al tanto de la situación. "Estamos tomando nuestro tiempo, no será suficiente con detener a los vendedores ambulantes. Tenemos la intención de atrapar a los cabecillas en una sola operación".

El botellón también llega al corazón de Dubai, Deira
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