viernes. 19.04.2024

Cuando acabó Ramadán tengo que admitir que estaba deseando irme de vacaciones. Ahora, ya hace más de una semana que estoy de vuelta en Emiratos Árabes y me ha dado mucha envidia cuando la gente con la que he hablado esta semana me cuentan con una gran sonrisa en la cara y brillo en los ojos que vuelan al día siguiente a destinos como Lombok o Roma. Así que decidí empacar la misma maleta de mano que acababa de deshacer cuatro días antes y poner rumbo al desierto de Liwa, en Abu Dhabi, en pleno mes de julio, cuando es casi imposible escapar de las altas temperaturas y la agobiante humedad de Emiratos. 

No me fue difícil convencer a tres amigos para pasar el fin de semana: "Vamos a conocer una de las dunas más altas del mundo"; "el hotel es espectacular y merece la pena pasar allí una noche y aprovechar para ver el eclipse lunar en el desierto...". Éstos fueron algunos de los argumentos que utilicé para no obtener un "no" rotundo por respuesta. Y funcionó. El jueves a mediodía pusimos rumbo a la ciudad de Madinat Zayed, la primera parada de nuestra excursión y donde se encontraba ubicado nuestro hotel, hundido en pleno desierto y rodeado únicamente por granos de arena rojiza

Madinat Zayed o la Ciudad de Zayed se encuentra ubicada a 170 kilómetros al sureste de Abu Dhabi y a 50 kilómetros de la costa del golfo Arábigo. La carretera principal es la E45, que conecta la ciudad con la E11 en el norte y el oasis de Liwa en el sur. Es la ciudad más grande y el centro administrativo de Al Gharbia, la región más occidental y más grande en el emirato de Abu Dhabi. El municipio fue establecido en 1968 por el jeque Zayed bin Sultán Al Nahyan, según datos de Wikipedia.  

Por el camino nos dio hambre y decidimos parar en plena ciudad de Madinat Zayed, nuestro oasis en el desierto (el hotel Tilal Liwa Hotel) se encontraba aún a 20 kilómetros de distancia. En un pequeño mall encontramos un restaurante denominado 'Garlic' donde probamos algunos platos de la cocina india: 'butter chicken', 'egg roast' o 'chicken dynamite'. Con más energía en el cuerpo y después de algunos desvíos por pequeñas carreteras, que habían sido tomadas por la arena del desierto, llegamos a nuestro destino.

Allí aprovechamos las últimas horas de la tarde para usar una piscina que colinda con el desierto de Rub Al Khali -nombre que recibe el desierto de Emiratos Árabes Unidos-. La temperatura ofrecía un respiro del calor abrumador que existe en verano en el resto del país, no llegaba a los 30 grados y el ambiente era seco, alejado de la humedad costera. La otra opción hubiera sido desplazarnos hasta la ciudad de Liwa, donde estaba teniendo lugar el Festival del Dátil, pero al día siguiente debíamos levantarnos a las 4 am para poner rumbo a una de las dunas más altas del mundo, en Tal Moreeb. 

Por la mañana, pusimos rumbo a Tal Moreeb (ver ruta) con la ilusión de un niño que va a conocer por primera vez el mar o la nieve. Y es que a pesar de vivir en pleno desierto y recorrerme diariamente las carreteras más transitadas de Emiratos Árabes, nada es comparable con esta ruta. Son 30 kilómetros a través de una carretera asfaltada y en buen estado por un mar de arena. La vía sube y baja dunas en todo su recorrido, por lo que hay bastante curvas -en comparación con el resto de carreteras del país-. El recorrido te da la oportunidad de observar el pleno de desierto, más allá incluso de los que se haya poder visto en las películas. 

Por el camino paramos en una granja donde pudimos ver como una camella amamantaba a dos bebes, hicimos vídeos y muchas fotos, era la primera vez que veíamos algo así. Y luego saludamos a un par de ciclistas que sacaban partido de los 25 grados en el ambiente para realizar deporte al aire libre. 

La duna Moreeb es la duna más alta de Emiratos Árabes con 300 metros de altura, 1.600 metros de largo y una caída de 50 grados. Durante la temporada de invierno, se organizan carreras de resistencia con todoterrenos. En verano todas las instalaciones se encuentran cerradas ya que son pocos los que se atreven a adentrarse en esta aislada aventura a pocos días del mes de agosto. Nosotros utilizamos la energía que teníamos para subir casi a lo más alto de la duna, primero corriendo y después como se podía, a cuatro patas o arrastrándote hasta llegar a un punto donde poder divisar un horizonte infinito de dos colores. Luego aprovechamos para hacer un 'book' de fotos y vídeos, en el desierto salen unas capturas preciosas, incluso de la persona menos fotogénica. 

A las 8 am estábamos de vuelta en nuestra hotel, que imita a un antiguo fuerte encallado en el desierto. Antes de volver a las hamacas de la piscina y refrescarnos en el agua, aprovechamos las distintas actividades que ofrecen y nos montamos en los quads. Para mí era la primera vez y fue toda una experiencia, supongo que para la próxima, que estoy deseando ya, tendré más manejo y sentiré aún más la adrenalina que supone montar en esta moto todoterreno subiendo y bajando por la arena. 

Todos nos lo pasamos genial. Y mi conclusión es que, sabiendo aprovechar las horas del día en las que no hace tanto calor en Emiratos y eligiendo el lugar correcto, hay grandes sitios en el país para disfrutar incluso en verano. Se puede salir de la rutina de bares, discotecas y actividades acuáticas, si se quiere, claro. 

Aquí me despido con todo el deseo de que os guste lo que vamos a compartir y a los aventureros os animo también a compartir vuestras experiencias y planes. Sólo nos tendréis que mandar vuestros textos y fotos a redacció[email protected] con asunto 'Sección aventuras' y el nombre con el que queráis firmar el artículo. 

Conoce la duna Moreeb, una de las más grandes del mundo