jueves. 28.03.2024

Cuando un paciente viene a mi consulta referido por un otorrino por sufrir dolores en la mandíbula, cerca del oído, al abrir o cerrar la boca; presentar ruidos en la articulación o en oído; o padecer de enganches en la articulación con o sin problemas de sueño, lo primero que le pregunto es si se muerde las uñas. Y es que el hábito de morderse las uñas es el culpable de otras alteraciones que a usted puede que nunca se le hayan pasado por la cabeza.

El doctor Luis Gavin.

A muchas personas les gusta morderse las uñas. Entre otras razones porque libera tensión. Pero antes de llevarse las uñas a la boca deberían pensar que todos los gérmenes que se han ido acumulando bajo las mismas irán a parar a su organismo: póngase, por ejemplo, en el lugar de trabajadores de hospitales o que manipulan materiales químicos o alimentos.

Por encima del problema estético, la onicofagia (como se denomina en medicina a este hábito mordedor de la estructura de los dedos) produce daños colaterales en otras partes del organismo como la boca, su articulación y el intestino. 

La uña no es tóxica en sí misma. Lo que sí resulta dañino son los gérmenes o sustancias tóxicas que se hayan tocado y que pueden acumularse en esa zona.

Las personas que se muerden las uñas de forma constante suelen presentar un cuadro de ansiedad. Esta costumbre puede producir heridas en los dedos que en ocasiones se infectan por bacterias -aparecerá pus- o por virus -se formará una verruga-. También se puede contagiar con herpes u hongos. Y además todos estos gérmenes pueden pasar a los labios, boca y estómago.

La onicofagia favorece asimismo el contagio de parásitos intestinales, sobre todo en los niños, población en la que es muy frecuente. Hay que tener en cuenta que el hábito de morderse las uñas es mayor entre la población infantil. En concreto afecta al 45% de los niños y al 10% de los adultos.

También suele provocar problemas de sueño. Realmente no se sabe cómo se inician. Es decir, si se muerde uno las uñas porque no duerme y descansa mal o si no se duerme como consecuencia del reflejo de una ansiedad evidenciada por la mordedura de uñas. Se puede decir que la onicofagia es la consecuencia directa de una liberación de un estrés incontrolado

Otra consecuencia de morderse las uñas es el desgaste de los dientes, en concreto, de los incisivos superiores e inferiores; el apiñamiento de las piezas dentales; y el desprendimiento de los empastes en dientes anteriores.

Quien se muerda las uñas debe  hacerse revisar la mandíbula, boca y encías por un cirujano oral y maxilofacial, que es médico y dentista al mismo tiempo, para que valore los efectos que esté causando. También hay que valorar el dolor crónico en cualquier sitio de la cabeza, el sueño y la ansiedad. 

En momentos de estrés o ansiedad que inciten a morderse las uñas se deben utilizar sustitutos como masticar chicle sin azúcar o mantener las manos ocupadas con cualquier objeto.

Otra de las sugerencias es poner atención en el cuidado de las manos y de las uñas (manicura) y llevar siempre una lima de cristal, de venta en farmacias, para eliminar pequeñas roturas en las mismas y no caer en la tentación de morderlas. 

Con respecto a los niños, no hay que regañar ya que al ser un problema de origen psicológico puede producirse un efecto rebote que les provoque angustia. Lo ideal es utilizar refuerzos positivos, por ejemplo premiarlos cuando no se las muerdan.

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Dr. Luis Gavin, Cirugía Oral & Maxilo Facial; Medicina del Sueño; Articulación Temporomandibular; Medicina Wellness / Contacto: [email protected] +971567048581 www.drluisgavin.com

Por qué nos mordemos las uñas y qué hacer para evitarlo