jueves. 25.04.2024

El museo del Louvre de Abu Dhabi cumple diez años de construcción. Su próxima apertura será un momento de orgullo para EAU pero ha sido un largo y a veces duro camino para un edificio diseñado y pensado para el siglo XXII.

Era febrero de 2006 y en condiciones de secreto absoluto una delegación de alto nivel de Francia llegó a Emiratos Árabes Unidos. Los funcionarios franceses venían encabezados por el ministro de Cultura, Renaud Donnedieu. Habían volado 3.000 kilómetros para establecer un museo de clase mundial en la capital del país. Se llamaría el Louvre Abu Dhabi.

La ubicación propuesta era una isla de arena llamada Saadiyat, cuyo extremo norte se encuentra a pocos cientos de metros del puerto de Abu Dhabi. Su nombre árabe podría traducirse, como “la isla de la felicidad”.

Pero construir un museo no es tarea fácil. Al igual que los objetos preciosos que alberga y conserva, un museo debe aguantar siglos, educando e iluminando cada nueva generación. El museo fue concebido como homenaje a la historia y valores comunes de los ciudadanos del mundo y como puente entre Oriente y Occidente.

Durante los tres primeros años de su construcción, el Louvre Abu Dabi se asentaba en un promontorio artificial de arena. Esta plataforma fue esencial para permitir el movimiento de maquinaria pesada y facilitar el acceso a las áreas de construcción. 

El diseño del museo se concibió para que diera la impresión de que flotaba en el mar. El agua lo rodearía casi por completo; en algunas áreas, incluso fluye bajo la propia cúpula. La gran etapa final de construcción significó que las aguas debían regresar a su primitivo estado.

Después de años de trabajo, los pilotes de cimentación de 25 metros, que apoyaron primero el edificio durante la construcción, ahora actúan como anclas. 

Esta obra faraónica -que ganó la Constructora española Sanjose en 2013 por un importe superior a los 660 millones de dólares y desarrollada por Jean Nouvell, el arquitecto ganador del premio Pritzker, promete deslumbrar al mundo entero y superar al Louvre de París en belleza, dimensiones y diseño. 

En sus salas contará la historia común de la humanidad con todo su esplendor y a lo largo de milenios. Su colección incluye una estatua de 4.000 años de antigüedad de una princesa bactriana y una pintura de Leonardo da Vinci. Pero la exhibición más espectacular, sin embargo, bien puede ser el propio edificio. Caminar bajo su gran cúpula será una explosión sensorial inolvidable de agua y luz. 

Y este es su logro: Un museo de y para todo el mundo.

Se cumplen diez años del inicio de las obras del Museo del Louvre de Abu Dhabi
Comentarios