sábado. 27.04.2024

Alejandro Álava Cruz tenía 36 años, disfrutaba de un contrato con una solvente compañía área de Emiratos Árabes Unidos y esperaba familia con su esposa. Este piloto aéreo español, natural de Tenerife falleció de forma trágica, junto a otras 61 personas, el 19 de marzo, hace poco más de tres meses, en un accidente en la localidad rusa del Rostov del Don, cuando ejercía como copiloto en una aeronave de FlyDubai.

Alejandró falleció en marzo y en abril iba a empezar el proceso para ascender a comandante. El funeral por el piloto Álava Cruz tendrá lugar este sábado en la parroquia de San Francisco, en pleno casco histórico de Santa Cruz de Tenerife, a las 19:00 horas. El padre de Alejandro señala que al acto está prevista la asistencia de pilotos de países tan distantes como Suecia, Escocia, Dubai o Brasil.

Además, se prevé que acuda un representante del sindicato de pilotos Sepla y una delegación de la compañía FlyDubai, encabezada por el director de operaciones, Keneth Gile. Los restos mortales de Alejandro llegaron a comienzos de este mes desde Rusia. El féretro estaba envuelto en las banderas de España y Dubai.

El prestigioso traumatólogo Santiago Álava, padre del piloto fallecido tiene varias fotos suyas en su despacho profesional. Con los cascos y las gafas de aviador. Sonriente y feliz, porque vivía un sueño: estar a los mandos de un avión comercial, para lo que tanto había estudiado, gracias al apoyo económico de su familia, según explica al diario canario eldia.es.

El progenitor recuerda que "estaba en lo más fructífero de su vida, encauzando una brillante carrera profesional y consolidando su familia". Aclara que "era un apasionado de la aviación y a ella consagró su vida".

Para Santiago Álava otro rasgo que definía a Alejandro era "su sentido de la amistad y compañerismo, siempre dispuesto a ayudar y ser el catalizador de unión entre sus conocidos". Señala que "lo he podido comprobar tras la tragedia, en mi estancia en Dubai, por el gran número de llamadas y correos de compañeros suyos que he recibido desde muchas naciones". Su padre recuerda que, para obtener más horas de vuelo, "volaba con todo el que lo llamara, viajando a Senegal, Mauritania o el Sáhara Occidental; expediciones humanitarias de la ONU en Haití o en vuelos para fotografía aérea".

Su padre cuenta que "le surgió la posibilidad de acceder a FlyDubai y superó las pruebas. En Emiratos Árabes Unidos logró la capacitación para volar con el Boeing 737. Santiago Álava comenta que "en los momentos amargos que viví en Dubai quedé impresionado por la camaradería y apoyo que me dieron otros pilotos y sus familias". Explica que al domicilio de su hijo y la esposa de este acudieron profesionales de varias nacionalidades y creencias. "Sus conversaciones sobre aviones era apasionada, y sin manifestar temor, porque tienen asumido que el riesgo va unido a su trabajo", dice el padre de Alejandro.

El traumatólogo comenta que la Comisión de Investigación constituida en Rusia sigue analizando los pormenores de la catástrofe, "en profundidad, con rigor y seriedad". Es consciente de que el informe definitivo puede tardar un año o más en ser publicado. Y sabe que "el citado dictamen nombrará las posibles causas del siniestro, pero nunca indicará las responsabilidades". "Si hay responsabilidades, a los Tribunales de Justicia corresponde dirimirlas", matiza Álava.

Este médico está convencido de que la tragedia pudo ser la concatenación de varios hechos. Manifiesta que "el trato recibido por la Oficina de Atención a los afectados del Ministerio de Fomento; de las autoridades aeroportuarias de Los Rodeos, Madrid-Barajas o del Reina Sofía; de la Policía Nacional, de las autoridades dubaitís y directivos de FlyDubai, el Sepla, los consulados de España en Moscú y Dubai y autoridades rusas ha sido exquisito". Y no se olvida de la Fiscalía y los juzgados de Santa Cruz de Tenerife que han intervenido en el caso. Álava dice que, "con esa losa de dolor, recuerdo y cariño, seguiré adelante, pues muchas personas de mi alrededor me quieren, apoyan y algunas, por su edad, aún me necesitan".

Despedida a un apasionado del cielo
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