Un editorial publicado en el diario de Abu Dhabi The National con el título "No hay razón para tener miedo de Skype" explica la situación del uso de la aplicación de videollamada en Emiratos Árabes Unidos (EAU). La reacción se produce después de la tormenta creada por la prohibición de WhatsApp y Skype esta semana, lo que dejó a miles de usuarios quejándose por no ser capaces de hablar con su familia y encendió el debate sobre los pros y los contras de la regulación selectiva del servicio por el bien del desarrollo y la seguridad nacional.
Los informes sugieren que una actualización del software global de la aplicación WhatsApp la semana pasada dio como resultado el levantamiento involuntario de la prohibición en EAU, prohibición que fue restablecida poco después y bloqueó el software de videollamada de Skype de Microsoft.
Según se explica en el editorial, "las trepidantes mutaciones globales de extremismo", como es el caso de Daesh, hacen necesaria la regulación de la tecnología, un punto directamente relacionado con el objetivo de EAU de dar grandes pasos para asegurarse de que es un competidor global en la creación de una economía basada en el conocimiento y que con el tiempo requerirá la relajación de controles en el software cibernético.
Asimismo consta en el texto que no es ningún secreto que Daesh utiliza rutinariamente software cifrado para esquivar la vigilancia y emplea las redes sociales para establecer los llamados servicios de asistencia para los aspirantes a miembros del grupo. Y también que es precisamente este tipo de actividades las que necesitan ser suprimidas y que para ello se necesitan poner en marcha medidas prudentes.
Aún así, se lee en el comentario editorial, que una economía dinámica se puede ver obstaculizada por las restricciones a largo plazo sobre el comercio ya que tan sólo se desarrolla manteniendo el ritmo de cambio. No obstante, se subraya que se podría argumentar que el fisco perdería ingresos necesarios para el desarrollo del país si los beneficios de Etisalat y du se redujeran debido al uso generalizado de los servicios de llamadas de terceros.
La conclusión es que, con el fin de estimular la economía global, el país debe hacer frente a las mareas de la innovación, que beneficiarán a todas las partes -Gobierno, empresas de telecomunicaciones y consumidores- en el largo plazo.
