jueves. 28.03.2024

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha consumado este martes el repudio político de su hasta ahora secretario de Estado, Rex Tillerson, para ascender a Mike Pompeo, jefe de la CIA y considerado un fiel aliado del mandatario en temas clave de política exterior como Corea del Norte o Irán.

Tras un año de aparente pulso en la sombra --aireado en no pocas ocasiones por los medios estadounidenses--, finalmente Trump ha reconocido lo que ya era un secreto a voces. Así, ha terminado por admitir que tenía "desacuerdos" con Tillerson y que, por ejemplo, no pensaban lo mismo en relación al acuerdo nuclear suscrito con Irán.

Con Pompeo, en cambio, parece que las cosas pintan diferente. "Tenemos pensamientos similares", ha reconocido Trump, en una breve comparecencia ante los medios tras el cese del hasta ahora secretario de Estado, revelado inicialmente en Twitter y luego con un comunicado de la Casa Blanca.

"Siempre estamos en la misma longitud de onda. La relación es muy buena. Creo que Mike Pompeo va a ser un gran secretario de Estado", ha añadido Trump, en relación a un fiel aliado de 54 años y con el que el presidente ha mantenido encuentros de forma regular desde su llegada a la Casa Blanca. 

A Pompeo se le considera uno de los dirigentes norteamericanos más firmes en relación a la respuesta que debe dar Estados Unidos a Corea del Norte por sus programas nuclear y de misiles. 

Su ascenso coincide, además, con el reciente anuncio de un encuentro entre Trump y el dirigente norcoreano, Kim Jong Un, previsto para mayo. Pompeo también ha suavizado la línea oficial marcada por los servicios de Inteligencia en relación a la supuesta injerencia rusa en las elecciones de 2016 al asegurar que no se trataba de algo nuevo, que Moscú llevaba décadas haciéndolo. 

En febrero, también defendió una reunión con representantes de la Inteligencia rusa celebrada en la sede de la CIA.

En cuanto a Irán, Pompeo se sitúa del lado de Trump en lo que se refiere a los riesgos que supuestamente subyacen tras el acuerdo suscrito por la Administración de Barack Obama y que contempla un alivio de la sanciones internacionales contra la República Islámica. El exjefe de la CIA sospecha que Irán intenta a toda costa "ser la potencia hegemónica en la región".

Pompeo llega al Departamento de Estado llevando bajo el brazo su experiencia en la Cámara de Representantes y su labor al frente de la CIA, donde ha sido "el director más político que se recuerda", en palabras de una fuente del Gobierno consultada por la agencia Reuters.

Dentro de la agencia se sospecha incluso que Pompeo, cuando llevaba los informes de Inteligencia a Trump, le decía al presidente "lo que quería oír" en lugar de lo que rezaban dichos documentos, una sospecha que se repite cuando se trata de personas que han seguido durante este año convulso del lado del inquilino de la Casa Blanca.

Pompeo se diferencia de Tillerson --exdirectivo de la petrolera Exxon Mobil-- en que no es una persona ajena a Washington, si bien es precisamente este entramado burocrático el que ahora tiene que darle el visto bueno para ser confirmado definitivamente en el puesto. El presidente de la Comisión de Exteriores del Senado, Bob Corker, ha anunciado en un comunicado que el grupo tiene previsto reunirse en abril para "estudiar la nominación lo antes posible".

Trump tiene en Pompeo un fiel aliado en temas clave como Irán
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