sábado. 20.04.2024

Un nuevo rehén británico fue decapitado por el Estado Islámico (EI) en la noche de este viernes. A pesar de todos los intentos de los imanes británicos y la comunidad musulmana en Gran Bretaña, Alan Henning, un taxista de Salford que llegó a Siria conduciendo un convoy humanitario, fue ejecutado por el grupo integrista como represalia por los ataques británicos en Irak y Siria, según informa el diario Clarín.

Londres aún no se ha pronunciado sobre la autenticidad del vídeo, donde se le ve con el uniforme naranja de los prisioneros de Guantánamo y un miliciano vestido de negro, con un cuchillo en la mano. Tres semanas después de la advertencia y ocho días después de que, en un vídeo privado su mujer Bárbara rogara por su vida, Alan (47 años) se convierte en el cuarto occidental asesinado por el EI. La misma suerte corrieron los periodistas norteamericanos James Foley y Steven Sotloff y el escocés y trabajador humanitario David Haines.

La decapitación se produce después que la coalición ha bombardeado a la organización en las refinerías petroleras que controla. Henning era un taxista de Eccles, en Manchester, que decidió acompañar a sus colegas y vecinos musulmanes en un convoy humanitario a Siria. Manejaba una ambulancia que compraron con donaciones junto con equipo médico y medicamentos. Era su segundo viaje a la región. Sus compañeros recuerdan que, al cruzar la frontera turca y dirigirse a un depósito donde debían dejar su mercadería para ser distribuida, fueron rodeados por hombres armados que separaron a Alan de ellos.

Esos hombres sospecharon de Alan porque no era musulmán y tenía un chip en su pasaporte británico. Fue llevado a pesar de que los otros musulmanes que lo acompañaban mostraban a los milicianos sus pasaportes británicos biométricos que tenían el mismo chip. Los amigos nunca lograron convencer a Alan de que no debía cruzar la frontera a Siria por el riesgo de ser secuestrado.

Este taxista bonachón, generoso, que regresó a Siria porque no podía ver a los chicos como víctimas de la guerra, volvió en Navidad para ayudar. Según un rehén liberado, Alan pasó un tiempo con otros 20 extranjeros cautivos, en Raqqa, el cuartel general del EI en Siria. Y pensaba que sería liberado porque era “un trabajador humanitario”. Hasta un imán viajó especialmente a Siria a implorar por él.

La próxima visión de Alan fue en el vídeo donde anunciaron la ejecución de Haines. El ya clásico “John, el yihadista”, con reconocible acento londinense, le anunciaba al premier mientras agarraba del cuello a Alan. ”Y, tu (David) Cameron, persistiendo en pelear al Estado Islámico. Entonces, tu, como tu maestro (Barack) Obama, tendrás la sangre de tu gente en tus manos”, anunció.

Nunca hubo en Gran Bretaña una movilización similar para tratar de salvar a Henning. Los más radicales imanes hablaron y enviaron videos al EI, alertándolos de que cometían “Haram”, o pecado en Coran si asesinaban a un inocente trabajador humanitario. El juez islámico Sheik Haitham Al Haddad, respetado por los más radicales, les advirtió que la muerte de Henning sería “inadmisible” bajo la ley islámica. Desde Jordania, Abu Mohamed Al Maqdisi, que fue liberado de la cárcel después de 5 años por cargos de terrorismo, dijo que “los no musulmanes que ayudan a musulmanes deben ser protegidos”. Kasim Jameel, uno de los taxistas que acompañó a Alan en el convoy, lo describió como “un hombre lleno de compasión, un taxista que quería hacer el bien”.

Bárbara, la esposa de Alan, les habló directamente a los milicianos del EI. Pidió que “miraran en sus corazones”, describió a su marido como un hombre “sin egoísmos, un hombre de paz”. Les pidió “clemencia y perdón”. “El es un inocente”, les dijo. Hoy ella ha perdido a su marido y su hija y su hijo, de 17 y 15 años, a su papá.

El Estado Islámico decapita a un cooperante humanitario británico
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