sábado. 20.04.2024

Como ocurre después de cada atentado terrorista exitoso, la matanza del 13 de noviembre genera interrogantes sobre eventuales "fallos" en los sistemas antiterroristas franceses y europeos y, en los peores ataques cometidos en suelo francés, las disfunciones parecen acumularse.

En el estado actual de la investigación, el más grave parece ser el caso de Samy Amimour: este francés de 28 años, sospechoso de querer viajar a Yemen, fue acusado en octubre de 2012 por "asociación de delincuentes terroristas", y puesto bajo control judicial. Esto no impidió que un año más tarde llegara a la "Tierra de la Yihad" siria. Eso da lugar a una orden de arresto internacional. A pesar de ello, logra regresar a Francia de incógnito para participar, el viernes de noche en París, en los atentados.

"Tenemos un problema de control de las fronteras en el espacio de Schengen, y grande", asegura a la AFP Alain Chouet, ex jefe del servicio de inteligencia y seguridad en la DGSE (servicio francés de inteligencia exterior). "Su llegada debería haber provocado una alerta roja. Pero estos jóvenes controlan muy bien las técnicas de entrada y salida de Schengen, por haberlas practicado mucho", sigue.

"Si se cuidó de no regresar por una frontera francesa, nadie lo vio. Si lo hizo a través de Bélgica, por ejemplo en un vuelo low-cost a Charleroi... Vaya a Charleroi, y verá los controles", añade.

Otro problema: otros de los agresores en la sala de espectáculos Bataclan, Omar Ismail Mostefai, por una parte atrajo desde 2010 la atención de los servicios franceses, que habían confeccionado una ficha suya S ("seguridad del Estado"), y por otra, según Ankara, fue detectado dos veces en París por su pertenencia al movimiento yihadista.

La policía turca "informó a la policía francesa en diciembre de 2014 y en enero de 2015" respecto a él (había entrado en territorio turco en 2013, para enseguida seguramente dirigirse hacia Siria), y "nunca tuvimos una respuesta de Francia", afirmó este lunes a la AFP un responsable turco.

Otros miembros del comando, instalados en Bélgica, eran además conocidos de la policía belga. "Comprenderá, que si los belgas no nos advierten, no podemos hacer nada", confiaba este lunes a la AFP una fuente policial.

Posibles fallos en seguridad e inteligencia en los ataques de París
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