En las páginas de EL CORREO, en el pasado hemos hablado del máximo exponente del arte en Colombia en su historia, el maestro Fernando Botero, quien es posiblemente el artista vivo de mayor reconocimiento mundial, gracias a un estilo inconfundible, en donde el volumen prima, saliendo de los lienzos para plasmarse en monumentales esculturas, como la del Caballo que abre el camino a los visitantes del Burj Khalifa en Dubái.
Sin embargo, el arte colombiano no se reduce al gran Botero. Las manifestaciones artísticas en Colombia, se remontan a las culturas precolombinas que habitaron nuestro territorio. No sólo se trataron de representaciones de creencias religiosas, también evidencian la existencia de un sentido estético, la necesidad de comunicar a otros una particular cosmología. Los diseños geométricos de la cerámica, la estatuaria ceremonial de los parques arqueológicos de San Agustín y Tierradentro, y por supuesto los finos trabajos en orfebrería que se exhiben por millares en el Museo del Oro en Bogotá, son ejemplos milenarios del arte prehispánico.
La pintura, concebida como la encarnación gráfica de la realidad observada, vivenciada o soñada, aparece desde los milenarios petroglifos de la selva amazónica, su evolución con el proceso de mestizaje cultural, que significó la mezcla de pensamientos y habilidades de los indígenas con europeos y africanos. La época colonial, reflejó en la plástica la consolidación del cristianismo y otros principios rectores del pensamiento español. Surge en la antigua Santafé de Bogotá, capital del Virreinato del Nuevo Reino de Granada, uno de los mejores pintores de la época, Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, quien con sus óleos de santos y figuras religiosas adornó iglesias de la tierra neogranadina.
El interés científico, el despertar cultural y la rebeldía política se mezclaron en el siglo XVIII, fomentando una verdadera revolución de las ideas. La empresa científica de la Expedición Botánica, promovió una generación de intelectuales y artistas. La independencia política, despertó en los pintores criollos temáticas referidas a la nueva época, los retratos ya no eran de virreyes sino de próceres americanos, se destacan nombres como los de Pedro José Figueroa o José María Espinosa. La Gran Colombia reemplaza a la Nueva Granada, de mano de Bolívar, dejando una galería de arte republicano que se extendería por todo el siglo XIX, plasmando los logros, pero también los sueños inconclusos. Es la época del costumbrismo, expresado en escenas idílicas de nuestros pueblos y la belleza del paisaje.
El siglo XX en Colombia, fue pródigo en las artes plásticas. Desde la temprana figura de Andrés de Santamaría, se multiplican nombres y obras. A riesgo de ser injusto por omisión en este listado, menciono solo algunos de los grandes artistas: Alejandro Obregón, Pedro Nel Gómez, Ana Mercedes Hoyos, Omar Rayo, Beatriz González, Luis Caballero, David Manzur, Edgar Negret, Débora Arango, Enrique Grau, Rodrigo Arenas Betancourt, Doris Salcedo, Carlos Jacanamijoy. Esto sin mencionar a una gran cantidad de artistas que resultan profetas en tierra extraña, como el recordado Juan Carlos Ospina Ortíz. Es una lista tan grande que configuraría una guía telefónica, el directorio del arte colombiano que sigue engrosándose en el siglo XXI.
Así lo demuestra el grupo de jóvenes artistas que ha llegado a Emiratos, a participar de la experiencia de pasar una temporada en el instituto Art Hub, iniciativa dirigida por Ahmed Al Yafei, en cooperación con la Institución Universitaria Bellas Artes y Ciencias de Bolívar y la Embajada de Colombia. Según reporta EL CORREO, el Embajador de Colombia Faihan Al-Fayez Chaljub ha dado la bienvenida a Andrés Amador, Emir Eliécer de Avila, Laura Marcela Mastrascusa, Sandra Margarita De la Cruz y Sofía Ruiz, los artistas que representan a Colombia en una muestra cultural que inicia el 26 de noviembre en las instalaciones del Abu Dhabi Art Hub.
Éxitos para ellos, es posible que sea su primera experiencia internacional, si es así, que sea un auspicioso primer paso y consoliden prolíficas carreras, plenas de buenas críticas que permitan mantener el prestigio del arte colombiano.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/ En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin.