Se acaba de anunciar que el Papa Francisco actuará en una película (la cinta “Más allá del Sol”) y se dice que este es un acontecimiento histórico porque es la primera vez que un Sumo Pontífice participará como actor en un filme de ficción. La verdad es que no es cierto, al menos parcialmente. Pues en cierta oportunidad otro Papa actuó en una película colombiana, aunque quizás nunca lo supo. Va la crónica de esta curiosa historia.
En 1986 Colombia se estremecía con la visita de Juan Pablo II, que se convertía en el segundo viaje oficial de un jerarca de la Iglesia Católica al país, pues en 1968 Pablo VI estuvo en Bogotá y dejó entre otras cosas uno de los barrios más emblemáticos de la capital colombiana. Al conocer previamente sobre la visita de Juan Pablo II, quien finalmente estuvo por siete días en diversas ciudades del país, el director Rodrigo Castaño Valencia (1948 - 2015) y el productor Felipe López Caballero, tuvieron una genial ocurrencia que se convertiría en largometraje.
Rodrigo Castaño quien residía en México, dirigió la película cuyo argumento contaba la historia de un niñovíctima del terremoto que azotó Ciudad de México en 1985 y quien en búsqueda de su madre desaparecida en aquella tragedia, al saber de la visita del Papa decide viajar a Colombia para pedir su bendición, pues cree que con ese acto puede encontrar a su mamá. El chico viajando como polizonte llega a Bogotá, en donde conoce a una cantante aficionada quien participa en una convocatoria para actuar frente al Santo Padre, lo que consigue tras varias vicisitudes, situación que es aprovechada por el niño para acercarse al Papa. El acto es transmitido por televisión para todo el mundo y la madre del chico, quien se encuentra en un hospital de México, afectada por la amnesia, al ver la escena, de inmediato recuerda todo y al final de la película, madre e hijo se contactan por teléfono anunciando el futuro reencuentro, para dar final feliz a la historia.
El niño y el Papa es una coproducción colombo-mexicana que se estrenó en 1987 y contó con las actuaciones de Verónica Castro, Andrés García, el niño Christopher Lago y la consagrada cantante colombiana Carmenza Duque, quien interpreta el rol de la amiga del niño, que le ayuda en su empeño de ver al Papa. Carmenza Duque ha relatado varias veces la escena culminante que le da sentido a la película, en donde ella y el niño saludan al Santo Padre al término de una misa multitudinaria en un parque de Bogotá. Juan Pablo II aunque ignoraba que se estaba filmando una película, se detuvo a saludarlos.
Como el director no sabía en que lugar del templete se situaría exactamente el Papa, ubicó nueve cámaras para tratar de cubrir todas las posibilidades. En el momento del saludo, extrañamente ocho de las nueve cámaras no funcionaron. Solo una captó la escena y fue suficiente para grabar el momento mágico de la película. No hubo necesidad de realizar una segunda toma, lo que habría sido imposible.
Carmenza Duque ha sido una de las cantantes más prolíficas de Colombia, con unos cincuenta discos grabados. Para quien haya olvidado esa extraordinaria voz o nunca la haya escuchado, van dos de sus canciones más populares, la afortunada versión de Quiero abrazarte tanto la bella obra del español Víctor Manuel y uno de los clásicos colombianos, Yo también tuve veinte años:
https://www.youtube.com/watch?v=UuyO7v7mU6k
https://www.youtube.com/watch?v=dYkLP35wgxs
Debo decir que fui extra en la película “El niño y el Papa”, igual que otros dos millones de bogotanos que estuvimos en aquella misa del parque El Tunal al sur de Bogotá, en donde sucede la escena culminante del encuentro del niño y el Papa. No aparezco en los créditos como sucede con su protagonista, Juan Pablo II quien seguramente tampoco recibió regalías, pero estará sonriendoen la eternidad por la ocurrencia genial de unos colombianos, el productor Felipe López y el director Rodrigo Castaño.
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Dixon Moya
Diplomático colombiano de carrera y escritor por vocación. Esta columna de opinión se ha publicado en el blog que el autor lleva con sus apellidos literarios: