jueves. 28.03.2024

Escarabajos en bicicleta

Mientras escribo estas líneas, en la famosa prueba ciclística del Giro de Italia, un grupo de valientes deportistas colombianos hace historia.

Mientras escribo estas líneas, en la famosa prueba ciclística del Giro de Italia, un grupo de valientes deportistas colombianos hace historia. Aparte de haber ganado varias etapas de la competencia, en este momento los dos primeros lugares de la clasificación general son para Nairo Quintana y Rigoberto Urán, quienes durante los últimos tiempos vienen destacándose en las principales carreras del circuito mundial.

Quizás no muchos lectores sepan que los ciclistas colombianos reciben el mote cariñoso de los “escarabajos”, especie muy particular de estos coleópteros que ningún entomólogo ha estudiado, a no ser que se trate de un aficionado al ciclismo.

Así como hubo cuatro escarabajos rítmicos que partieron en dos la historia de la música contemporánea (The Beatles), a los ciclistas colombianos se les identifica con este apelativo, por su capacidad de escalar en las etapas de montaña. Colombia ha tenido grandes exponentes en el ciclismo de pista y velocidad, como el mítico Martín Emilio “Cochise” Rodríguez, récord de la hora en 1970 y campeón mundial de la persecución individual en 1971 o Santiago Botero, campeón mundial en el año 2002 de la contrarreloj, derrotando a los especialistas en tal modalidad. Sin embargo, los aficionados al deporte de las bielas, identifican a los ciclistas colombianos con la montaña.

Esta tendencia no es gratuita. Se debe a las gestas logradas en las carreteras del mundo, especialmente en las grandes pruebas de ruta, a saber, Tour de Francia, Giro de Italia y Vuelta a España. Nombres como los de Fabio Parra quien llegó a ser tercero en el Tour de Francia de 1988, la más alta posición alcanzada por ciclista latinoamericano en esta competencia hasta que llegó Nairo Quintana con el segundo lugar del 2013 y el recordado Luis “Lucho” Herrera, quien representa los mejores recuerdos para toda una generación de colombianos y aficionados al ciclismo.

Rememoro las madrugadas, cuando millones de colombianos nos pegábamos al radio transistor, para escuchar las incidencias de las etapas, transmitidas en vivo desde Francia y poder vibrar con aquel muchacho de apariencia menuda pero con piernas de acero, quien varias veces derrotó al gran Bernard Hinault en las extenuantes jornadas, a las cuales arribaba a la meta sin transpirar siquiera. Luis Herrera llegó a ser campeón de la Vuelta a España en 1987, campeón de montaña tanto en el Tour de Francia como del Giro de Italia en varias oportunidades. Se le recuerda porque era muy parco al hablar con los periodistas, pero a los jóvenes de aquella época nos importaba que hablara con las piernas, no con la boca.

Hoy, con el paso de los años, Herrera, el otrora jardinero y campeón de ciclismo, es un próspero y locuaz comerciante, Parra ha desempeñado importantes cargos en la administración deportiva pública, ya no son los delgados deportistas de antaño, pero a quienes madrugábamos para instalarnos los audífonos radiofónicos, nos siguen estremeciendo los ecos de sus triunfos. Los escarabajos siguen subiendo y espero que para la publicación del próximo número de EL CORREO, podamos decir que un colombiano ganó esta edición del Giro de Italia y en aquel famoso sitio en Pisa, una bella torre se haya inclinado todavía más en homenaje al paso de los escarabajos de acero de Colombia.

En Colombia los deportes que se disputan el amor popular son el fútbol y el ciclismo. El fútbol nos hace suspirar y sufrir, mientras que el ciclismo de manera generosa nos regala sonrisas. La palabra escarabajo, para los entomólogos, los amantes de la buena música y los colombianos, es un término que adquiere significado entrañable.

Escarabajos en bicicleta
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