viernes. 29.03.2024

Fiesta de disfraces

"Debo confesar que todavía no puedo decidirme por cuál disfraz de 'superhéroe' escoger, aunque hay varias posibilidades"

Me han invitado a una fiesta de disfraces con motivo de la noche de las brujas o Halloween como diríamos en español, al menos en nuestro español algo vapuleado por la cantidad de anglicismos que utilizamos. El motivo de la fiesta es vestir como “superhéroe” (entiéndase ese tipo de personajes popularizados por las tiras cómicas y el cine estadounidenses, que se supone poseen poderes extraordinarios). Debo confesar que todavía no puedo decidirme por cuál disfraz escoger, aunque hay varias posibilidades.

Supermán. Siempre será la primera alternativa a tener en cuenta, pero eso de vestirse con los interiores por encima de los pantalones no me convence, aunque reconozco que me atrae su patriótica combinación de colores, amarillo, azul y rojo que va bien con el momento de Colombia, de moda en el mundo. Pero debe ser muy incómodo al pasar debajo de los detectores de metales. No resulta fácil ser un hombre de acero.

Hombre elástico. Podría ser, sobre todo porque me identifico con el individuo que alarga hasta más no poder el cheque del sueldo a fin de mes.

Hombre araña. Con este disfraz, puedo hacer una grandiosa entrada por la ventana, aunque me pueden confundir con un ladrón y al final termine en la cárcel. Además creo que espantaría a las damas, porque si se convencen que el hombre araña, quizás piensen que también muerde.

Batman. Definitivamente no. Es probable que al llegar a la fiesta, me destinen a servir las bebidas al confundirme con el barman, o a la cocina por aquello de la experiencia que debo tener con la bati-dora. Además no faltarán los chistes de doble sentido, cuando pregunten dónde dejé a Robin. Aunque a los interesados, les diré que estoy casado con una mujer que es toda una maravilla.

Capitán América. Quizás me decida por este emblema estadounidense, al fin y al cabo es compatible con nuestra tendencia a imitar a los norteamericanos. O tal vez lo adapte a una versión criolla, me compre una peluca amarilla y me vista como el Pibe Valderrama, quizás el mejor Capitán Colombia que hemos tenido.

Flash. El problema de este disfraz es que al entrar ya estaría saliendo, sería tan rápida mi presencia que nadie la notaría.

El Hombre Increíble. A este personaje en otras latitudes lo conocen como Hulk, o la Masa. En todo caso, difícilmente con mi buen carácter me pueden ofuscar como para transformarme en esa descomunal criatura y si lo hiciera, quizás las muchachas dirían que simplemente soy un “viejo verde”, y además exhibicionista al mostrar mi impresionante torso desnudo, también fijo iría a dormir a la comisaría.

Al final, sigo con la duda, quizás lo mejor es quedarme en casa y si luego me preguntan, diré que efectivamente estuve en la fiesta, pero iba disfrazado de hombre invisible y no quería dañar la sorpresa. Resulta el mejor disfraz para un misántropo como yo.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/

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