viernes. 29.03.2024

Los finales felices del fútbol

"Los 'Jabalíes Salvajes' han demostrado ser unos berracos, pero no salvajes, son serenos y alegres. Que sigan de esa manera"

No me refiero –al menos no en este comienzo- a la final del reciente campeonato mundial de fútbol, realizado en Rusia, sino del final feliz que tuvo otra historia relacionada con este deporte, la de los niños y su entrenador en Tailandia, quienes estuvieron primero extraviados y luego atrapados en una cueva de ese país asiático. Ese equipo fue el que realmente nos desveló durante el mes del campeonato global, pues cada día queríamos saber qué había pasado con los niños y su joven entrenador.

No voy a repasar la historia, suficientemente conocida por todos, que tuvo por fortuna un desenlace que por fin dio una buena noticia a los medios del mundo entero, capaz de recuperar la confianza en el ser humano, al ser testigos de toda la campaña para rescatar al equipo de los 'Jabalíes Salvajes' -en la imagen superior-, nombre que posiblemente represente la esencia de ese grupo de muchachos, algunos apátridas y refugiados, que sobrevivieron porque su maestro les enseñó el valor de la meditación y la paz espiritual que ayuda a sobrellevar las penas y cargas del cuerpo. Ahora que han salido del hospital, uno los ve sonrientes y agradecidos, almas bonitas e inocentes como los califica mi esposa Patricia.

Resulta una grata coincidencia, que esta bonita historia, ocurriera al tiempo que el mundo se concentraba alrededor del gran evento futbolístico, que nos reúne a una buena parte de este mundo para estar pendientes de lo que ocurre en una cancha de juego. Que se congregaran tantas personas, sin importar razas, ni religiones, ni ideologías políticas, unidas solo por el deseo de salvar unas vidas, permite no perder la esperanza en la especie humana.

Kolinda Grabar.También podría hablar de la final del campeonato mundial. Sin duda, llegaron los mejores equipos, en lo que sería una de las definiciones más emotivas, el campeón Francia, fue el equipo más completo, consistente y persistente de todo el torneo, mientras que Croacia enamoró por esa capacidad de lucha, de calidad de juego a pesar del cansancio, de no dar por perdido ningún balón. Mientras algunas estrellas de este juego se la pasan acostados quejándose de supuestas faltas, los croatas se levantan constantemente. Ahí radica el secreto de su éxito, guerreros sin sentido del agotamiento, con sentimiento del honor.

Cierto francés dijo que si le dieran 100.000 croatas, conquistaría el mundo, un señor llamado Napoleón. Valientes sin duda los croatas, como lo probó su presidenta, Kolinda Grabar-Kitarović, una ex diplomática de carrera quien soportó estoicamente la lluvia, durante la ceremonia de premiación, ante la falta de caballerosidad de varios de los señores con paraguas que la acompañaban.

En fin, dos finales que fueron felices. Especialmente la de ese grupo de chicos, que todos aprendimos a querer. Ellos no se imaginan cuánto. El nombre del equipo en inglés es 'Wild Boars', una de las traducciones de boar es verraco (cerdo salvaje), en Colombia, algo demasiado bueno ó valiente, le llamamos verraco, aunque lo solemos escribir con b. Mejor dicho, estos niños han demostrado ser unos berracos, pero no salvajes, son serenos y alegres. Que sigan de esa manera.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin

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