martes. 19.03.2024

Los matices de Leo

"Leo Matiz es el equivalente en la fotografía artística a lo que representa Gabriel García Márquez en nuestra literatura o Fernando Botero en el arte plástico"
Fotografía de Leo Matiz.

Conforme al diccionario de la Real Academia de la Lengua la palabra matiz cuenta con varias acepciones, puede significar un rasgo que le otorga a algo carácter, la unión de colores o las gradaciones de un color, particularidad colorida en una obra literaria o aquella variedad que no altera lo sustancial.

Para los colombianos hay un sentido especial de matiz, escrito en mayúscula, un apellido que está relacionado con las definiciones mencionadas, pues efectivamente personifica a un artista que le dio rasgo fundamental a la fotografía, otorgándole el carácter estético que en Colombia se desconocía podía lograrse con la “máquina de retratar”, como se le llamaba a la cámara fotográfica en algunos de nuestros pueblos, un utensilio que en los años 30 sólo servía para plasmar las caras severas de los bisabuelos, pero llegaría alguien que precisamente le dio matices a la fotografía.

Uno de los aniversarios más importantes que se celebran en 2017, es el centenario del nacimiento del fotógrafo Leo Matiz, el próximo 1 de abril, quien es el equivalente en la fotografía artística a lo que representa Gabriel García Márquez en nuestra literatura o Fernando Botero en el arte plástico. Sin embargo, en algunos ámbitos Leo Matiz es desconocido, por lo cual, sea el momento para recordar a uno de los nombres imprescindibles de Colombia.

Leonet Matiz Espinoza nació el 1 de abril de 1917 en Aracataca, el mismo pueblo natal de García Márquez, e inició su carrera artística como caricaturista, ilustrador y pintor. En Bogotá cuando trabajaba para el periódico El Tiempo y por recomendación de Enrique Santos Molano, pasó a la fotografía, convirtiéndose en reportero gráfico en primer momento y luego se descubriría como un creador artístico jugando con las sombras y la luz, dejando algunas de las fotografías más emblemáticas del siglo XX en América Latina, como la célebre 'La Red' o 'Pavo Real del Mar' de 1939.

Un artista con alma migrante, quien recorrió medio mundo, dedicándole un capítulo especial de su travesía personal a México, en donde se aprecia su obra por haber coincidido en los años 40 y 50 con artistas como Frida Khalo, Diego Rivera o figuras del cine como Luis Buñuel, Cantinflas, María Félix, a quienes registró en imágenes invaluables que la nación mexicana ha venido descubriendo en los últimos años. Estando en México, logró contratos con importantes publicaciones como 'Selecciones' del Reader´s Digest, la Revista Life o Harper Magazine que dieron a conocer sus fotografías en Estados Unidos y Europa.

Los caminos de los genios tienden a encontrarse, Leo Matiz en 1951 funda la galería de arte que llevó su nombre en Bogotá, la primera que hizo una exposición de Fernando Botero. Matiz también se encontraría en Venezuela con su paisano cataquero Gabriel García Márquez, cuando los dos cubrían para la prensa la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez en 1958, Paris Match les dio la portada de aquella noticia. Matiz registró otros episodios trascendentales para la historia, como la liberación de París en 1944 o el levantamiento popular del 'Bogotazo' en Colombia en 1948, tras el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán.

Afortunadamente se ha preservado la memoria fotográfica de Leo Matiz, gracias a la persistencia de su hija Alejandra, Directora de la fundación que lleva su nombre, establecida en Ciudad de México, en donde ha recibido el apoyo de varias entidades en donde reposa parte de la obra del artista colombiano como el Museo Mural Diego Rivera, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Conaculta, entidad que maneja la cultura en México, país al que Leo Matiz llegó transportándose por tierra desde Colombia y utilizando todos los sistemas de locomoción imaginables.

En la Embajada de Colombia en Abu Dhabi, en donde trabajé hace algunos años, en el año 2013 se realizó una exposición de fotografías originales de Leo Matiz, se trataba de una colección especial que rendía homenaje a la música de los pueblos de América, incluso se contó con la presencia de Alejandra Matiz. En cierta forma esa exposición fue el regreso de Leo Matiz al Medio Oriente en donde estuvo en 1948, como observador enviado por Naciones Unidas, en donde vivió uno de los capítulos más interesantes de su vida como reportero de guerra.

Recuerdo los buenos comentarios de los asistentes a esa exposición fotográfica, que como todas las imágenes de Leo Matiz, tienen un mensaje especial, reflejado en los gestos de personas anónimas y humildes, o celebridades como Celia Cruz, Louis Armstrong, Pablo Neruda e incluso Walt Disney, todos los que decidieron vivir para siempre en las fotografías captadas por Leo Matiz, alguien que no dejó de ser nunca el artista que inició dibujando en Aracataca, solo que simplemente cambió el pincel por la cámara de fotografía.

Leo Matiz, un hombre enamoradizo, aventurero y viajero, de naturaleza errante, quizás signado por el hecho que su madre lo trajo al mundo, en el lomo de un caballo. Feliz centenario a su memoria, a sus allegados y amigos, como mi colega Rafael Arismendy. Que cumpla muchos más en el recuerdo de los espectadores y admiradores de su obra fotográfica. Leo, un hombre de muchos matices.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter a ratos trina como @dixonmedellin 

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