Con mi esposa Patricia, acabamos de llegar a Bogotá luego de pasar una inolvidable temporada en Abu Dhabi y uno de las primeros aspectos que hemos advertido es la tendencia a celebrar la navidad mucho más temprano a como lo recordábamos en nuestra ciudad capital.
Tradicionalmente en Colombia, las fiestas navideñas se iniciaban el 7 de diciembre en la noche con la fiesta de las velitas, cuando familias, vecinos y amigos se reúnen alrededor de velas, luces, faroles para iluminar la víspera de la celebración de la Inmaculada Concepción, al día siguiente en los hogares se vestían los árboles de navidad y los pesebres (nacimientos como le dicen en otros lugares).
Los alumbrados en ciudades como Bogotá y Medellín comenzaban a alegrar la mirada de transeúntes y el 16 de diciembre se inicia la novena de aguinaldos, con las oraciones, los villancicos, la música, la comida especial, como buñuelos y natilla, y los aguinaldos, aquellos divertidos juegos en los que apostábamos un regalo para el 24, nombres entrañables como «hablar y no contestar», el «sí y el no», «tres pies», el «beso robado» y otros más. Luego llega la «noche buena» del 24 de diciembre, con la cena, sus regalos, después el 28 de diciembre y las bromas habituales al recordar a los «santos inocentes»”, antesala del final del año.
Ahora, sin embargo, parece que la llamada «noche de las brujas», versión criolla del Halloween, hace empalme directo con las celebraciones navideñas y durante noviembre, se comienzan a ver las decoraciones que aluden a estas festividades y en la radio se escuchan los comerciales que evocan la alegría y nostalgia de estas fechas. Las personas madrugan para hacer las compras de regalos navideños y evitar las congestiones posteriores.
A este paso, el niño Dios, quien es el encargado de traer los regalos en Colombia (aunque por la influencia anglosajona, ahora el trabajo es compartido con Papá Noel, como se le llama a Santa Claus en nuestra tierra), va a nacer prematuro y el fin de año será el 15 de diciembre.
En todo caso, sea prematuro o no, aprovecho el espacio que me permite EL CORREO DEL GOLFO, para desearle a los amigos lectores, una feliz navidad y un próspero 2016, que sea un año pleno en salud y bienestar. Éxitos en todos los proyectos y que los sueños no se detengan.
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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera y escritor por vocación. Otras columnas de opinión se publican en el blog que el autor lleva con sus apellidos literarios en el periódico El Espectador de Colombia: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/