sábado. 27.04.2024

El té de Bogotá

Fue Celestino Mutis quien descubrió el que pudo haberse convertido en el gran producto de exportación de Colombia y "alternativa al costoso té de la China"
El nombre científico del arbusto del té de Bogotá es Symplocos theiformis, aunque se le conoce popularmente como Palo Blanco. (Fuente externa)
El nombre científico del arbusto del té de Bogotá es Symplocos theiformis, aunque se le conoce popularmente como Palo Blanco. (Fuente externa)

Siendo bogotano, debo confesar que hace pocas semanas escuché por vez primera sobre el té de Bogotá, de boca de un español, el periodista y comediante Miguel Iríbar, quien siempre resulta genial y oportuno en el programa cultural “El Condensador de Fluzo”, dedicado a divulgar la historia de una manera entretenida. Espacio muy recomendable, para quienes deseen buscarlo en la página de RTVE play. No deja de ser singular la anécdota, porque fue un español, a quien hemos destacado en el pasado, José Celestino Mutis quien descubrió esa planta.

A Don José Celestino lo mencionamos en este mismo espacio cuando destacamos su condición de haber aparecido en billetes ya desaparecidos de Colombia y España, que hoy seguramente son piezas únicas de colección. Mutis lideró en lo que hoy es la República de Colombia, una de las empresas científicas más importantes emprendidas en el continente americano en cualquier tiempo, la Expedición Botánica del Nuevo Reino de Granada, realizando un inventario sin par de nuevas especies de flora y fauna. Esta empresa científica sentó las bases de la ciencia y también del arte en Colombia, pues surgieron mentes privilegiadas como la del Sabio Francisco José de Caldas, sacrificado por órdenes del “pacificador” Morillo o de dibujantes y pintores.

Una de las plantas descubiertas, fue el llamado té de Bogotá, que pudo haberse convertido en el gran producto de exportación de nuestro país, pues Mutis lo consideraba una alternativa al costoso té de la China. Como lo menciona el investigador Carlos Azocoytia, José Celestino Mutis publicó su hallazgo en diversos medios, propuso cambiar la ruta del té, para los consumidores europeos, que se producía en China por el originario de la Nueva Granada. Sin embargo, las guerras napoleónicas, el inicio de los procesos revolucionarios americanos y la muerte del mismo Mutis, truncaron una idea que pudo cambiar el destino de lo que hoy es Colombia, que posiblemente aparte de exportador de café también lo sería de té, o de una bebida nueva llamada Bogotá.

El nombre científico del arbusto es Symplocos theiformis, aunque se le conoce popularmente como Palo Blanco. El hecho es que Mutis hizo diversos experimentos con aquella planta aromática y concluyó que resultaba con mayor olor y sabor que el té asiático, en infusión resultaría una bebida de color dorado y de sabor agradable que requiere poco azúcar para endulzarla. Lo interesante de las conclusiones de Mutis es que no se queda en el campo científico, sino que hace comentarios de las posibilidades sociales y económicas del producto, dando la idea que España fuera proveedor del té que consumían los ingleses y otros pueblos europeos, haciendo proyecciones de los precios y lo atractivo que resultaría este nuevo producto comercial.

Se dice que incluso Mutis llegó a interesar al mismo Humboldt en aquella planta. Lamentablemente la iniciativa cayó en el olvido y es una pena que hoy en día, los colombianos y bogotanos en particular, ignoremos su existencia, porque pudo haber sido un hito tanto botánico como económico, y sabríamos si estamos hablando de un té propiamente dicho o de una planta que originara una bebida nueva, con la marca de nuestra identidad nacional, como lo ha sido la yerba mate, para los países del cono sur en nuestro continente.

Sin embargo, quizás no sea tarde, para que las nuevas generaciones, retomen el tema, la investigación científica e incluso saquen provecho comercial a un producto de las entrañas de nuestra tierra. Dejo la idea, para que algún emprendedor, como mi amigo Jorge Londoño en Medellín, especialista en el universo del té, le saque provecho.

Quizás aquella frase de “tomémonos un tinto (café negro), seamos amigos” hubiera cambiado por la del té bogotano. En cualquier caso, que persevere la amistad. Gracias, amigo Miguel, por este nuevo descubrimiento español.

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Dixon Moya es diplomático colombiano de carrera, escritor por vocación, lleva un blog en el periódico colombiano El Espectador con sus apellidos literarios, en el cual escribe de todo un poco: http://blogs.elespectador.com/lineas-de-arena/  En Twitter (a ratos muy escasos) trina como @dixonmedellin.

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