viernes. 29.03.2024

Camino de Kiribati

Si uno no está muy versado en geografía desconocerá lasIslas Kiribati. Son uno de esos pequeños paraísos perdidos en medio del Océano Pacífico. Debido a su situación es elprimer lugar poblado donde se puede celebrar un año nuevo. También, aunque algo menos positivo, es el primer país del mundo amenazado por el cambio climático. Su territorio está a una altitud media de 2 metros. La gravedad del asunto es tal que desde hace unos años esta planteado el traslado de toda la población a las cercanas islas Fiji.

Hace tiempo pienso en ir a Kiribati como ese paso imprescindible en mi vida. El tiempo apremia pero no desisto. Cuando más cerca he estado fue en Sydney hace unos años. Paseando por una calle del Oeste de la ciudad me pare en una agencia de viajes. Allí había ofertas de lugares para mi lejanos, como Kiribati, Nauru o las Islas Fiji. Todos parecían sacados de una novela de aventuras. Lugares casi inaccesibles desde Europa, pero ciertamente no tan lejanos desde Australia.

Admito mi Kiribati está idealizado. Conseguirlo será difícil. En un mundo tan global sabemos que todo está donde está, pero a veces no leemos el mensaje, no tenemos la oportunidad, para ir a buscarlo. Y Kiribati creemos se aleja día a día. Esas islas son como cualquier ilusión en la vida. Como cualquier tren de esos que dicen que pasan, y dudas si subirte o no. Kiribati, es en el fondo, también el Dubai de muchos españoles. Lo ven en la lejanía, saben de él, les apetece, pero creen que nunca llegarán a pisarlo.

Con diferente nombre todos tenemos nuestro Kiribati en el pensamiento. Pensamos en él alguna vez. Incluso en los malos tiempos podemos pensar a diario. Nos gusta imaginarnos allí. Bien acompañados, tranquilamente tumbados en una playa. Bebiendo cualquier zumo tropical. El cerebro lleno de nada que es como pensar en todo. Creemos, además, siempre estará allí. Aunque como en la vida misma en Kiribati eso no es del todo cierto. A veces pienso cuando realmente esté en disposición de ir, quizás ya no existirá. Estará sumergido bajo las aguas del Océano.

Decía el poeta Antonio Machado “caminante no hay camino, el camino se hace al andar”. Quizás por eso, aunque alguna persona no quiera escucharme, yo ya he emprendido el camino a Kiribati. Está lejos, muy lejos. Muchos kilómetros, miles de kilómetros. Peligros, riesgos, cansancio, insomnio. Mucha distancia simplemente para cumplir un sueño. A veces nos equivocamos en la vida, muchas veces no sabemos rectificar. Pero si ponen una ilusión en un camino nunca dejen de andar. Si creen equivocarse vuelvan al camino. Quizás yo nunca llegue a mi Kiribati, pero siempre podré decir que anduve para llegar. Y simplemente andando uno ya puede conocer su verdadero camino. Dudas, pero ¿vienes conmigo a Kiribati?

Camino de Kiribati
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