viernes. 29.03.2024

Burkinis, tolerancia e integración

"La escena de policías forzando a quitarse la ropa a la mujer en Cannes rápidamente disparó el debate acerca de la tolerancia y la convivencia interreligiosa, y ¿por qué no?, de la discriminación"
Policía obliga a quitarse el burkini a una musulmana en Cannes (Francia)

La mujer, de unos treinta y pocos años, vestía un bikini y se encontraba tumbada plácidamente en la playa, disfrutando del sol junto a sus hijos. Un grupo de policías se acerca a ella y le exige que se quite el bikini. Ante su negativa, amenazan con rociarla con gas pimienta y llevarla detenida. La mujer accede, avergonzada, y los policías se retiran.

Esta escena ridícula podría tener lugar en un mundo paralelo al que vivimos, pero no está alejada de lo que recientemente una mujer musulmana tuvo que vivir en una playa del balneario francés de Cannes. Célebre por su afamado festival cinematográfico –uno de los más importantes del mundo– que año a año congrega lo más selecto del cine mundial, esta ciudad balnearia de la costa azul francesa es uno de los sitios donde las autoridades han prohibido a las mujeres el uso del burkini.

El burkini es un atuendo de playa utilizado por mujeres musulmanas. Se parece a un manto con un traje de neopreno debajo, que cubre casi todo el cuerpo, dejando visible las manos, los pies, y la cara. En la cabeza posee un pañuelo al estilo hiyab. Fue creado en Australia por una diseñadora de origen libanés, quien luego de la polémica en Francia declaró que su creación no responde a ningún concepto religioso, sino que es una prenda que puede ser usada por mujeres de cualquier credo, que no desean o no pueden exhibir partes de su cuerpo.

La escena de policías forzando a quitarse la ropa a la mujer en Cannes rápidamente disparó el debate acerca de la tolerancia y la convivencia interreligiosa, y ¿por qué no?, de la discriminación. Resulta difícil adoptar cualquiera de las dos posiciones, ya que la razón asiste a ambas en diversos aspectos.

Francia es hoy uno de los países europeos que cuenta con uno de los mayores porcentajes de población musulmana, algunos con varias generaciones establecidos en territorio francés, y ha sido también uno de los blancos predilectos de la reciente ola de ataques terroristas comentados por el grupo Estado Islámico (EI). El más reciente tuvo lugar a pocos kilómetros de Cannes, en la ciudad de Niza, donde más de 80 personas fueron arrolladas por un camión durante los festejos del 14 de julio.

A partir de estos cobardes ataques, la desconfianza, el miedo y la intolerancia han comenzado a aparecer en las diferentes comunidades, amenazando la tolerancia y convivencia que los franceses han sabido cultivar por siglos. Si bien esta medida es coherente con la idea de laicidad imperante en Francia, que impide el uso de símbolos y atuendos religiosos en escuelas públicas, por ejemplo, en este caso resulta difícil de defender, puesto que el uso de esta polémica prenda se da en un ámbito abierto como es la playa.

Más llamativa –o alarmante, si se quiere– fue la reacción de muchos de los bañistas que se encontraban durante el episodio relatado, quienes pedían a los policías que retiraran a la mujer, y a otras que se encontraban en el agua, por el uso de esa prenda. Aparecen así, posiciones de intolerancia que pueden ser tan peligrosas como la de los que, supuestamente, quieren combatir.

Es momento de llamarnos a una profunda reflexión y buscar caminos de integración y convivencia, no a partir de la anulación de las creencias de los demás, sino del respeto y la tolerancia.

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Oreste del Río Sandoval es ministro consejero en temas Políticos y Económicos de la Embajada de Panamá en Emiratos Árabes Unidos.

Burkinis, tolerancia e integración
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