viernes. 29.03.2024

Pequeños gestos de grandeza

"Catar ha cancelado la celebración de su Día Nacional en solidaridad con los habitantes de la ciudad siria de Alepo, un lugar que arde bajo una intensa lluvia de balas, bombas y granadas; este gesto debería ser replicado en toda la comunidad internacional"
Una imagen de Reuters muestra a niños heridos en Alepo.

Todos los actos de nuestra vida cotidiana comunican algo. Aún la inacción es también comunicación. Y esto es válido tanto para personas como para instituciones. No siempre nuestra comunicación es lineal o literal, sino que a veces se construye en base a gestos que intentan dar un significado más amplio que la mera acción.

Al inicio de la pasada semana, fui sorprendido por la noticia de la cancelación por parte del Emir Tamim bin Hamad al Thani, de las fiestas por la celebración del Día Nacional de Catar. Sabiendo de la importancia que esta fecha tiene para el Emirato y su pueblo; así como también del significado que las celebraciones tienen en la cultura árabe, mi sorpresa fue doble, aunque no terminó allí. La más grata de la sorpresas me la deparó la razón de la cancelación: un gesto de solidaridad con los habitantes de la ciudad siria de Alepo, un lugar que arde bajo una intensa lluvia de balas, bombas y granadas que caen principalmente sobre familias atrapadas, mujeres, niños y trabajadores humanitarios que en medio de un derramamiento de sangre y lágrimas de miles de inocentes claman por no ser olvidados en este infierno.

El horror de la guerra que ha devastado Siria en los últimos años parece no terminar; sino profundizarse. Una vez alcanzada la paz –para lo que aún falta mucho- vendrá el tiempo de la reconstrucción, del reacomodamiento de los desplazados, y por qué no, también de la justicia.

Mientras ese día no llega, parece haber pocas cosas para festejar; por eso lo sabio del mensaje de las autoridades cataríes. ¿Cuál es el sentido de invertir enormes sumas de dinero para fiestas, desfiles y eventos, cuando a pocos cientos de kilómetros se está produciendo un desastre humanitario y un genocidio de la población que ha quedado en medio de este conflicto?

Este gesto debería ser replicado en toda la comunidad internacional, sobre todo ahora que se acercan las fiestas de navidad y año nuevo, y dedicar algo de nuestro tiempo, y por qué no de nuestros recursos para al menos a través de un pensamiento o una oración, acercarnos a la gente que está sufriendo en Alepo. Más allá de nuestra nacionalidad, de nuestras creencias religiosas, estas personas están padeciendo una de las peores desgracias a las que alguien puede someterse. Privados de alimentos, de medicinas, de infraestructura, con el sueño alterado, y en permanente vigilia ante el asedio y los bombardeos, miles de personas esperan la ayuda de la comunidad internacional, y el cese de las hostilidades.

Por cierto que el fin del conflicto no llegará sin un acuerdo o una derrota, pero parece un buen comienzo para llegar a lo primero, si la comunidad internacional comienza por dar señales como la enviada por Catar. Hace ya tiempo, el gran Mahatma Gandhi dijo: “No hay camino para la paz. La paz es el camino”.

Construyamos ese camino con gestos, que sean capaces de llenar los espacios vacíos que dejan las palabras dichas al viento; una señal está al alcance de todos, empecemos por asimilar eso.

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