martes. 19.03.2024

De fronteras y visados

"¿Pero por qué suceden estas cosas? ¿Pero por qué alguien no puede pasar dos semanas de vacaciones en su país con su pareja?"
Comprobación de visado. (Fuente externa)

El tema de las fronteras molesta. Molesta y, como concepto, es difícil de entender. Yo comprendo que es necesario gestionar los territorios, pero la manera en que se lleva a cabo... eso no me entra en el corazón.

Mi amiga española vive en Oriente Medio y tiene un novio extra comunitario. Llega agosto y deciden viajar a España por vacaciones. En el momento de solicitar el visado comienza el viacrucis. Documentos, permisos, certificados, tasas y más tasas. Un proceso largo, caro y farragoso. Por suerte, cumple todos los requisitos para obtener un visado de turista en España. La madre de ella prepara la carta de invitación y es normal... ¡quiere conocer a su yerno en persona! Digo en persona porque por skype ya han tenido el placer.

Cuando mi amiga acude a la embajada para recoger el visado... ¡denegado! ¿Por qué? Porque -según alegan- el motivo del viaje no es creíble... ¡¿Que no es creíble?! Lo siento, pero no lo entiendo. Además, todo su círculo sabe de la relación. Yo, incluso, tuve celos de él porque desde que están juntos ella empezó a distribuir su tiempo. En fin, que la cónsul no se fiaba de esa solicitud. Por cierto, solicitud presentada por una ciudadana española, porque fue ella quien la tramitó. Además, con toda la ilusión de compartir las vacaciones en su país con su pareja, presentárselo a su familia y descansar unos días del calor del desierto.

Como ella no se rinde con facilidad (por no decir que es una de las personas más cabezonas que conozco), presenta un recurso. Nuevamente invirtiendo tiempo, energía e ilusión. Resolución... ¡denegado!

¿Pero por qué suceden estas cosas? ¿Pero por qué alguien no puede pasar dos semanas de vacaciones en su país con su pareja? ¿Pero qué se le pasó por la cabeza a esa señora cuando lo denegó?

Como europeos que somos, nos podemos sentir afortunados. En la mayoría de mis viajes he gestionado los visados en los aeropuertos correspondientes, en el propio país de llegada. Y cuando no ha sido así, el trámite ha resultado sencillo (más barato o más caro dependiendo del país a visitar). Sí... como europea no suelo vivir esta situación. Pero la veo. La veo con frecuencia. Y me duele. Me indigna y me supera.

Tenía una compañera de trabajo que era arquitecta y no podía viajar casi a ninguna parte. ¿Por qué? Por su nacionalidad, iraquí. No fue suficiente vivir una guerra durante años y un exilio posterior. Ahora no puede visitar muchos países. A otra amiga alemana le denegaron un visado para Estados Unidos. ¿Por qué? Por haber nacido en Irán. Su novio tuvo que viajar solo a Nueva York. Por este motivo no visitamos nosotras Irán el año pasado. Por el cuño en nuestro pasaporte.

Antes de vivir en el Golfo me renové el pasaporte porque el anterior estaba caducado. Y menos mal que así fue porque podrían haberme denegado la entrada si hubieran visto que tenía un cuño de Israel. De nada habría servido explicarles que había asistido a la boda de una amiga.

Y así estamos... en un mundo dividido por líneas y por políticas que yo no alcanzo a entender. Líneas que han derramado mucha sangre y que todavía siguen haciéndolo. Líneas, muchas, fruto de anhelos descontrolados de poder y de riqueza de unos pocos. Y el precio... el trabajo y de la sangre de unos muchos.

Intento ser optimista pero nos lo ponen difícil. ¡Nada fácil! Y así es como he vivido de cerca este ejemplo de injusticia en relación con las fronteras y con los visados. Por cierto, mi amiga ha decido casarse con su novio. El trámite no va a resultar fácil, corto, sencillo ni barato, pero supone la única vía para que ellos viajen con normalidad al país de él o a España. Amiga, yo viví una experiencia parecida. Te mando mucho ánimo y mucha fuerza. ¡Las fronteras y los visados no van a ser más fuertes que el amor!

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