sábado. 20.04.2024

La galantería de los hombres árabes

"Hoy quería compartir mi percepción sobre la cortesía que los árabes exhiben ante las mujeres. Sé que muchas personas lo consideran una actitud machista, pero a mí me resulta agradable"

Ahora que parece más cercano mi regreso a Europa, me sigo encariñando con lo que vivo aquí a diario. Una de las cuestiones que voy a echar de menos es la caballerosidad de los árabes. Sí, son tremendamente corteses.

Y lo malo es que me he acostumbrado a ello. Al vivirlos cada día, muchos de esos gestos se han convertido en habituales. En las últimas semanas he caminado varias veces con europeos, sobre todo, por los pasillos de las nuestras nuevas oficinas. Antes de cruzar una puerta o entrar en el ascensor, recordaba que no eran árabes y encendía en mi cabeza el otro chip. Así, el que está más cerca de la puerta, pasa. Si los dos llegan a la vez o el recorrido es el mismo para ambos, los dos deben ser amables. El hombre no ha de dar el paso. De hecho, cuando esto sucede con árabes, nunca ofrezco a la otra persona entrar o salir primero y ni se me ocurriría sujetar la puerta. Claramente se ofenderían.

Es posible que suene machista pero a mí me agrada que me mimen, ya sea un compañero de trabajo, un amigo o alguien con quien te cruzas en el ascensor. Otra ocasión en la que se lucen es al llegar a una caja o una barra. Si te aproximas al mismo tiempo que un árabe, ellos te dejan pasar. Y el camarero o cajero te atiende antes. Esto se da por hecho, es como un código no escrito pero que todos conocen.

Lo que no llevo tan bien es el tema de pagar. A mí me educaron en lo de compartir, incluida la cuenta. Y me repitieron muchas veces, de niña, eso de "estudia para que nadie te tenga que mantener". Esa frase, sumada a mi orgullo, que viene de serie, me ha originado algunas peleas cuando llega la cuenta. Tampoco se trata de avergonzar a tu acompañante. En según qué entornos, que pague ella, aunque no sea la pareja, no está nada bien visto. Un poquito sí que me he acostumbrado a ello y así, si me tomo un café con un chico, ya no lo paso tan mal por el hecho de que sea él quien pague. Y si la otra persona es de confianza, puedo incluso resultarme agradable y juego el rol de niña consentida.

Si tenemos alguna reunión o toca esperar y no hay sillas suficientes para todos, toman asiento las mujeres. Al principio me sentía culpable, pero ahora elijo una silla sin más. Aquí se pueden llegar a ofender si no lo haces.

El tema de que sea el hombre quien conduce no lo he vivido. Voy a todas partes sola y con mi coche. La verdad es que esta independencia, aunque canse, no tiene precio. En las parejas que conozco aquí, siempre conduce él. Aunque esto no es tan diferente a lo que sucede en España. Por alguna cuestión que desconozco, la mayoría de las veces es el hombre quien dirige el coche. Normalmente aquí nadie tiene reparos para sentarse como copiloto de una chica. Es más, saben que los europeos conducimos mejor (esto es un hecho). Solamente una vez un compañero de trabajo jordano pidió que fuéramos todos en su coche cuando yo propuse llevar el mío. Para mí, mejor, más comodidad, pero sí percibí una actitud más machista que amable en esta decisión. Y mi sospecha se confirmó cuando él se lesionó la pierna y cada día conducía su coche para que no lo hiciera su mujer. Como esto solo lo he visto una vez en más de cuatro años, lo voy a dejar en la categoría de anécdotas. El resto de hombres, árabes o europeos no han tenido ningún repara en que yo manejara mi coche.

Cuando empecé a salir con el americano, él estaba muy preocupado por tener una actitud extremadamente amable conmigo. No sé muy bien si era por su herencia árabe, pero me costó mucho hacerle ver que no necesito que me recojan en casa, que puedo pagar la cuenta y que puedo volver yo sola hasta mi coche, vamos, las cuestiones que para mí son naturales por haberlas hecho siempre así. Yo misma. En realidad, creo que no es tanto por ser árabe sino porque él entiende que eso es "lo correcto". Se comporta de modo extremadamente cortés con todo el mundo. Necesita sentir que hace las cosas como hay que hacerlas. Pero esa es otra historia, y además, ya pertenece al pasado.

En fin, hoy quería compartir mi percepción sobre la cortesía que los árabes, por lo general, exhiben ante las mujeres. Sé que muchas personas lo consideran una actitud machista, pero a mí me resulta agradable. Hasta el punto de echarla de menos cuando me hallo entre europeos. 

La galantería de los hombres árabes
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