viernes. 26.04.2024

Souq Waqif

"Muchos occidentales no le encuentran la gracia a esta pipa de agua, tan característica del mundo árabe, pero a mí me gusta"
Souq Waquif sensaciones

Jueves por la tarde. Termino de trabajar y comienza el fin de semana. Aquí descansamos viernes y sábado. El domingo es un día laboral y el viernes, el día sagrado. Casi nadie trabaja (hay quien sí lo hace los sábados). Pero el viernes es algo así como nuestro Día del Señor. Por las mañanas, tiendas y establecimientos permanecen cerrados. Los hombres acuden a las mezquitas y la llamada a la oración es distinta al resto de la semana.

Por la tarde todo el mundo se arregla y se sale fuera. Centros comerciales y restaurantes se abigarran de gente. El principal ocio de esta ciudad es salir a comer. Hay muchos lugares donde disfrutar de la gastronomía árabe e internacional.

El caso es que es jueves por la tarde. O mejor dicho, por la noche, pues antes de las seis ya se ha puesto el sol. Eso sí, amanece muy temprano. Acabamos de trabajar y me siento cansada, pero necesito escribir, así que, en lugar de conducir hasta casa, me acerco al zoco. Mi lugar favorito de Doha.

Siguiendo con mi rutina, doy un paseo y, a continuación, busco una terraza donde sentarme a disfrutar de un delicioso “lemon mint” y una “sisha” para fumar. Mi madre está preocupada porque, a pesar de tener un tabaco muy suave, puedo acabar siendo adicta a la nicotina. Yo le digo que solo me pido un zumo, pero ella ya no se lo cree.

Muchos occidentales no le encuentran la gracia a esta pipa de agua, tan característica del mundo árabe, pero a mí me gusta. Forma parte de un ritual. Un ritual social porque lo llevo a cabo con amigos y, los jueves por la noche, disfrutando de mi propia compañía. Desde que vine aquí me he reconquistado y suelo pasarlo bien conmigo misma. No solo en casa –que esto ya sabía hacerlo- sino fuera, en espacios públicos.

Aquí el ambiente es fantástico. Todavía no hace calor. Por todas partes, gente que pasa. Gente que pasea. Qataríes, occidentales, árabes no qataríes y también orientales no árabes. Su movimiento define el paisaje de este espacio público tan característico y genuino.

En las mesas vecinas casi todas las conversaciones son en árabe. También las hay en inglés. Y en otros idiomas. Me siento cómoda.

Si levanto la vista de mi libreta, la arquitectura qatarí con la que se reconstruyó este zoco me regala deliciosas imágenes. Y, al fondo se recorta la silueta de El Fanar. Un faro que guía a los fieles y que sirve de punto de encuentro para los simpatizantes del Islam, aunque no militen. Pues ofrecen talleres, clases de árabe y otras actividades de manera gratuita.

Se escucha un rumor constante de la gente que pasa. Y un aroma a sisha impregna el ambiente. Este espacio es un regalo para todos los sentidos.

De repente noto que alguien se para junto a mi mesa. Levanto la cabeza y son dos compañeros de trabajo que me han visto y se acercan a saludarme. Una grata sorpresa y una agradable compañía con la que continuar esta velada. Toman asiento y sigo disfrutando del lugar, de la conversación y de mis amigos.

Esto es el Souq Waqif y así es como yo lo vivo. ¿Qué espacios te hacen sentir cómodo/a? ¿Dónde puedes disfrutar tanto con tu propia compañía como con más personas? ¿Qué lugares, públicos o privados, interiores o abiertos estimulan todos tus sentidos?

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Souq Waqif
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