jueves. 28.03.2024

La inauguración de la Embajada de Estados Unidos en Jerusalén, que cumple una de las promesas más controvertidas del presidente Donald Trump, causó un baño de sangre este lunes en Gaza donde al menos 55 palestinos murieron por disparos israelíes en la jornada más sangrienta en años. El balance dramático en este día de celebraciones del lado israelí y estadounidense, constituye la más mortífera del conflicto israelo-palestino desde la guerra de 2014 en la Franja de Gaza.

Mientras los funcionarios estadunidenses e israelíes celebraban un momento "histórico" y la fortaleza de su alianza bajo una gran carpa blanca plantada en los terrenos de la nueva Embajada en Jerusalén, decenas de miles de palestinos protestaban a pocos kilómetros de distancia, en la Franja de Gaza bloqueada. Los más atrevidos, arriesgando sus vidas, enfrentaron los disparos de soldados israelíes arrojando piedras e intentando forzar el fuerte dispositivo de seguridad en la zona.

"¡Qué día tan maravilloso!", escribía a media mañana el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. "¡Un gran día para Israel!", confirmaba, poco después, el presidente de EEUU, Donald Trump. Los dos mandatarios se regodeaban, cruzando mensajes de Twitter, de la apertura de la Embajada norteamericana en Jerusalén, un paso con el que Washington reconoce la ciudad triplemente santa como capital israelí -algo que contraviene las convenciones internacionales porque al menos media ciudad está ocupada a los palestinos- y con el que se refuerza aún más la alianza inquebrantable entre los dos países.

Pero mientras los dos halcones se daban ciberachuchones en público, Gaza se empapaba de sangre. Otra vez. El Ejército de Israel ha matado este lunes a al menos a 55 personas y ha herido a casi 2.000, en el día más mortífero desde la Operación Margen Protector (que dejó más de 2.300 muertos en la franja en el verano de 2014). Palestinos que protestaban contra una medida que reduce aún más las posibilidades de lograr un estado propio con Jerusalén Este como capital. Que reclamaban, como desde hace dos meses, el derecho al retorno de los cinco millones de refugiados de su pueblo esparcidos por el mundo. Hoy, con más sentido, porque se cumplen 70 años de la declaración del Estado de Israel, del inicio de su Nakba o catástrofe, la diáspora de 700.000 personas aún no concluida y multiplicada en sus descendientes.

Se teme que la cifra de víctimas mortales aumente en las próximas horas, ya que al menos una treintena de los heridos se encuentran en estado de extrema gravedad, 71 tienen consideración grave, unos 800 de gravedad media y cerca de un millar sufrieron heridas leves, explica la agencia EFE. Entre los muertos hay al menos seis menores de edad. El Ministerio de Salud gazatí también desveló que hubo disparos contra periodistas y personal médico, por los que un paramédico murió y dos fueron heridos.

Más de 918 de los heridos lo fueron por munición real, cinco por balas recauchutadas, 98 por restos de metralla, 196 por golpes y contusiones y más de 700 fueron atendidos por asfixia por gases lacrimógenos. El dato es relevante porque deja ver el uso de fuerza extrema por parte de las IDF, uno de los mejores ejércitos del planeta plantado ante grupos de personas, muchas de ellas jóvenes, que cuentan con piedras, neumáticos y cócteles molotov como munición, sumada a la desesperación de vivir en una cárcel al aire libre, donde dos millones de personas llevan confinadas casi 11 años.

Baño de sangre en Gaza por la apertura de la Embajada de EEUU en Jerusalén
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