sábado. 20.04.2024

Durante la Audiencia Jubilar en la Plaza de San Pedro de este sábado, la Madre Superiora del Hogar de Ancianos de las Misioneras de la Caridad en Yemen, Sor Sally, brindó su testimonio sobre cómo actúa la Providencia en la Congregación fundada por la Beata Madre Teresa de Calcuta, la cual se dedica a suplir las necesidades materiales y espirituales de los más necesitados.

Nacida en Kerala (India), Sor Sally se convirtió en Misionera de la Caridad y luego fue enviada al Medio Oriente para servir a los más necesitados. Vivió en el monasterio de la orden en Adén, al sur de la República de Yemen, hasta marzo de este año luego de ser puesta a salvo del ataque en el que fueron masacradas cuatro religiosas de su comunidad por presuntos terroristas.

Durante su testimonio la religiosa dio algunos ejemplos de la acción de Dios en la vida de su comunidad, fundada por la Madre Teresa, en Yemen, un país devastado por la guerra. 

“El 25 de marzo de 2015, en Yemen, había disparos y bombardeos por todas partes. Teníamos 64 inquilinos, 14 ayudantes, 5 hermanas y no había comida. Nos encontrábamos en una situación de total impotencia.

El 30 de marzo, a las 19:30 horas, no había electricidad. Estaba muy oscuro y llamaron a la puerta. Todas corrimos hacia la puerta con miedo y ansiedad, pero fue anunciada una buena noticia: nos trajeron frutas y verduras. Dios trabaja con nosotros en nuestra vida diaria. Nosotros creímos y experimentamos su gracia.

Al día siguiente, a las 5:30 horas, hubo un golpe en la puerta. La providencia de Dios estaba trabajando de nuevo. Un hombre trajo pan fresco que era suficiente para todo el mundo. Durante 10 días nunca dejó de llevar el pan, y en el décimo día trajo la harina y el trigo. 

En medio de una situación altamente peligrosa, nuestra querida Superior general, Sor Prema, nos llamó de Calcuta y habló con nosotros de forma individual. Nos dio la opción de permanecer o abandonar Adén. Todos nosotros tuvimos una respuesta: elegimos permanecer, vivir o morir con nuestros pobres. Es el fruto de nuestra oración diaria.

El momento crítico llegó cuando nos quedaba sólo un tanque de agua. Nuestros vecinos y otras personas llegaron con sus botellas vacías, pidiendo agua potable. Con el calor y el peligro de cada día, ¿quién puede negar agua potable a una persona sedienta o familiar? Dimos hasta la última gota. Nos recordó las palabras de nuestra querida madre: ‘la sed no es solo de agua, sino también para entender el amor, la justicia y la paz’.

Una vez más la Providencia de Dios: un camión cargado con botellas de agua llegó a nuestro complejo".

Información de aciprensa.com.

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