sábado. 20.04.2024

Salir de Siria hoy no es tarea fácil. Pueden preguntarlo a Hassan al Kontar, que lleva más de un mes en la zona de tránsito del aeropuerto de Kuala Lumpur, como el personaje de Tom Hanks en la película La Terminal, y nada parece indicar que podrá salir de ahí en breve.

Hassan se niega a volver a su país. "Esta no es mi guerra", dice en su cuenta de Twitter, donde sube vídeos de su vida en el aeropuerto, dejando testimonio de sus días en la zona de tránsito: asientos duros, grandes ventanales, una almohada. Un apoya cabezas. Un bolso. Metros de pasillos y puertas de embarque. Y sobre todo, soledad. Su destino final, el que soñó cuando se le cerraron todas las puertas, el que terminó ideando como plan B a todas las otras ideas fallidas fue llegar a Ecuador. Pero ese también quedó fuera del mapa cuando, al intentar hacer una conexión aérea, quedó atrapado.

Hassan aterrizó en Kuala Lumpur, luego viajó a Camboya para finalmente intentar llegar a Quito. Pero el proyecto se torció y lo llevaron devuelta a la capital de Malasia.

Hassan al Kontar, de 36 años y miembro de la minoría drusa, dice que reservó un vuelo a Camboya el 7 de marzo, pero las autoridades camboyanas le impidieron la entrada porque no contaba con una visa y fue expulsado de vuelta al aeropuerto de Kuala Lumpur. Hassan terminó siendo noticia en todo el mundo.

El viaje de Hassan empezó hace doce años cuando huyó en 2006 de Siria para evitar el servicio militar. Por eso aún hoy pesa sobre él una orden de arresto. Luego trabajó entre 2006 y 2017 en Emiratos Árabes Unidos, pero problemas con su pasaporte y permisos lo forzaron a volar a Malasia con un visado de turista de tres meses.

"Volé a Emiratos para buscar trabajo pero debido a la guerra, perdí tanto mi permiso de trabajo como mi empleo allí y tuve que huir desde entonces". Viajó a Malasia "porque es uno de los pocos países en el mundo que ofrece al llegar visas a sirios como yo", explica. Le dieron una visa de tres meses como turista y buscó una solución mejor: Ecuador. "Decidí que quería ir a Ecuador así que ahorré algo de dinero para comprar el pasaje por Turkish Airways. Pero por alguna razón, no me aceptaron en el vuelo y me encontré de regreso a cero", contó a la BBC.

Para Hassan, la guerra en Siria "no es de los sirios". Y su historia, "es la historia de cientos de sirios". Y aclara que Turkish Airlines no quiere hacer comentarios con la prensa.

Las cosas para Hassan se pusieron peor porque además tuvo que pagar una multa por sobrepasarse en el tiempo de permanencia de tres meses y lo pusieron en una "lista negra". Ese fue "el tiro de gracia" para su periplo. Voó hacia Camboya, donde le prohibieron la entrada. Le confiscaron el pasaporte cuando llegó. El 7 de marzo lo devolvieron a Kuala Lumpur, donde aún está y duerme en un asiento en la zona de embarque del aeropuerto. En Camboya admiten que los sirios reciben visas al ingresar, pero solo a aquellas personas que tiene los requisitos "gubernamentales" necesarios.  Y en Kuala Lumpur no puede entrar al país ni salir del aeropuerto. Está atrapado. "Creo en la humanidad no importa tu religión, tu color, tu etnia", escribió en Twitter, este jueves.

Funcionarios de la ONU y del gobierno de Malasia lo han estado entrevistado y Hassan llenó algunos formularios, pero qué sigue después. No lo sabe. Volver a su país no es una opción.  “No sé qué decir o qué hacer --le dijo al diario The Guardian--. Necesito una solución. Necesito un lugar seguro, donde pueda estar legalmente y con trabajo. Siria esta fuera de la cuestión, aún si me tengo que quedar acá para siempre. No quiero matar a nadie. No quiero que me maten. No es mi guerra".

Un sirio lleva más de un mes atrapado en el aeropuerto de Kuala Lumpur
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