jueves. 28.03.2024

Es que ni te mueves y ya estás sudando. Tenía previsto arreglar el seto, quitarlo más bien, pero ni se me ocurre. Tampoco tengo ganas de meterme en la cocina con este bochorno que sólo se puede salvar con aire acondicionado, otra barbaridad pero fresquita. En fin, que hoy cositas fáciles, rápidas y fresquitas a poder ser. Por ejemplo las croquetas de acedías que hacía mamá, que las guardaba en la memoria y no las hacía desde que murió la pobre, va ya para catorce años. El viernes hice un montón (ya que te pones) y un día de estos os digo como se hacen, por que hoy toca la ensalada que me acabo de hacer y que me recomendaba Selma (a lo mejor no lo hacemos exactamente igual) en un comentario reciente, así que levanto mi copa de cava, frío casi helado, y le dedico este que es suyo también.

Ahora venden un cuscus o cous cous precocido la mar de buenos. Este que venden precocido sólo es menester ponerlo en agua fría un ratito y ya está, pero en todo caso, leeis las indicaciones del fabricante por si las moscas. Pues mientras el cuscus se va hidratando y aumentando de volumen, nosotros nos ponemos a picar pequeño, en brunoise, un tomate al que le habremos quitado la piel y las simientes; un pimiento verde de los de freir; un trozo de pepino, como medio o así; una cebolleta fresca y unas aceitunas negras cortadas a la mitad o en tres aritos. A todo esto le añadimos unas pasas (por supuesto sin pepitas) que también será recomendable hidratar previamente en un vasito de agua. Reservamos todo y seguimos con el picoteo. Ahora le toca al perejil, al culantro (hojas verdes de cilantro) y a la hierbabuena. Se mezcla todo con el cuscus que ya estará hidratado y apto para soltarlo un poco tras habernos ayudado con un tenedor. Se pone zumo de limón, sal, pimienta y buen aceite de oliva virgen extra. Y a la nevera con todo ello. Se sirve fresquito en el centro de la mesa y que cada cual se sirva lo que le dé la gana.

Creo que no se me olvida nada, pero espero que Selma esté atenta y nos diga lo que falta o lo que sobra o cómo lo hace ella. A mí me lo enseñó a hacer Margarita, la mujer del pintor surrealista Jorge Camacho, que viven en París (allí es una receta muy habitual en restaurantes y hogares: fusión, integración...) la mayor parte del año, pero que solían aparecer por Doñana de vez en cuando, a Los Pajares, su casa. Jorge está atravesando unos momentos muy delicados de salud, así que espero verlo este verano para poder abrazarlo. Es un tío fenomenal, además de ser uno de los más interesantes pintores que he podido conocer en mi vida. De hecho este grandísimo artista cubano (con Margarita, su mujer, sacó la obra de Reynaldo Arenas de Cuba cuando este estaba en prisión y su obra fue destruída y silenciada. Lo cuenta la película "Antes de que anochezca, sobre la vida del escritor cubano y que interpretara magistralmente Javier Bardem) es el único pintor vivo del listado que en su día realizó André Breton. Además de pintor es un extraordinario fotógrafo y un naturalista y ornitólogo de primera línea, razón por la cual apareció a principios de los setenta por Doñana y ya nunca abandonó estos parajes, a los que estuvo ligado, intelectual y espiritualmente, y a los que estuvo viniendo ininterrumpidamente desde entonces hasta ahora.

http://bernardoromeroensucocina.blogspot.ae/2009/06/tabule-margarita-jorge-y-otros-buenos.html

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