sábado. 20.04.2024

Los matrimonios entre parejas consanguíneas -formadas por familiares de primer o segundo grado- son la prinicipal causa de la alta infertilidad en los países del Golfo, según ha revelado el estudio publicado por el profesor Human Mousavi Fatemi, director médico del centro de fertilidad IVI en Oriente Medio.

El estudio destaca que, debido a cuestiones culturales y sociales, existen diferencias en el tratamiento de la infertilidad de los pacientes del Consejo de Cooperación del Golfo en comparación con los pacientes occidentales.

El estudio, cuyas conclusiones publica el periódico Emirates 24/7,  aborda por primera vez un tema de que afecta a gran parte de la población del mundial ya que, según subraya el informe, más del 20 por ciento de los niños tienen padres consanguíneos.

Según el doctor Fatemi, hay factores únicos y específicos que conducen a la infertilidad y que tienen un impacto significativo sobre la capacidad reproductora de la población del CCG. Dichos factores son la mayor prevalencia de consanguinidad, la deficiencia de vitamina D, la obesidad y el deseo de tener familias más grandes.

Este trabajo científico muestra que la consanguinidad de los padres se ha asociado con la infertilidad masculina y femenina en varios casos. En las mujeres, se reduce prematuramente la reserva ovárica, es decir, el banco de óvulos fértiles de la mujer. Entre los varones, la consanguinidad causa anomalías cromosómicas y provoca defectos genéticos en los espermatozoides.

"Hoy en día, la infertilidad es reconocida a nivel mundial como un problema de salud importante" afirma el autor del estudio explicando que "se estima que la infertilidad afecta al 15 por ciento de la población mundial en edad reproductiva, pero este porcentaje es aún mayor en el Golfo".

"Hemos comprobado que a la edad de 20 años las mujeres nacidas de padres consanguíneos tienen una reserva ovárica extremadamente baja, similar a la que se encuentra normalmente en las mujeres a partir de los 40 años", explica Fatemi.

"Los padres consanguíneos también tienen el riesgo de tener un bebé con trastornos genéticos", añade el autor del estudio. 

Por ello, el doctor Fatemi recomienda a las parejas que se sometan a pruebas genéticas antes de buscar un embarazo, independientemente de si la fecundación tiene un origen natural o in vitro, debido al hecho de que un gran porcentaje de la población de los países del CCG es propensa a anomalías genéticas.

En general, los padres sólo se dan cuenta de que son portadores de enfermedades genéticas graves después del nacimiento de un niño afectado. Aunque los trastornos genéticos no se pueden curar se pueden prevenir ya que, explica el director médico de IVI, las parejas que den positivo en una prueba de anomalías genéticas pueden llevar a cabo un procedimiento de fecundación in vitro y escoger un embrión sano. "Los embriones sanos dan una mayor probabilidad de tener un embarazo exitoso y un bebé sano", concluye Fatemi.

Los matrimonios entre familiares, principal causa de la elevada infertilidad en los...
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