La Justicia británica finalmente dio la razón a la ciudadana palestina Janan Harb, de 68 años, ex esposa secreta del fallecido rey Fahd de Arabia Saudí, que manifestó que el multimillonario mandatario árabe le había prometido cuidarla “por el resto de su vida”.
Janan Harb recibirá unos 23 millones de dólares en efectivo, además de dos propiedades en el barrio de Chelsea, en Londres, ambas cotizadas en más de 15 millones de dólares, según afirmaron fuentes allegadas al juicio y publica el portal Arabian Business.
La reclamación de Harb pone fin a años de pleitos que finalizaron ante el Tribunal Superior de Londres. La mujer se casó en secreto con quien sería más tarde monarca de Arabia Saudita y que en ese entonces -1968- era solo un príncipe con el cargo de ministro del Interior de su país. La novia tenía 19 años.
La decisión del juez británico Peter Smith reconoció como válido el testimonio de la mujer, que había reclamado a uno de los hijos del monarca saudí cumplir con la palabra de su padre, que le había dicho no le faltaría de nada el resto de sus días. Smith, resolvió que Harb tenía "un estilo de vida de alto nivel económico", lo que supone una clara muestra de haber recibidos pagos en el pasado "para comprar su silencio con respecto a su relación con el fallecido rey".
Abdul Aziz, hijo de una de las esposas del fallecido rey, se entrevistó incluso con la mujer en el hotel Dorchester en 2003, cuando su padre se encontraba ya enfermo de gravedad. Fue en ese encuentro cuando se pactaron las condiciones para que ella tuviera un soporte económico tal cual había pedido el rey. Pero al fallecer el monarca el hijo no reconoció lo pactado.
El príncipe fue citado a declarar pero no compareció, alegando que habría un “circo mediático”. El juez le ordenó nuevamente hacerlo y finalmente lo condenó por “desacato a la autoridad” obligándole a pagar 25.000 libras (unos 38.000 dólares) que serán donadas a obras de beneficencia británicas.
El juez declaró que para decidir sobre el caso debía oír la evidencia del príncipe y que pudiera ser interrogado, al igual que Harb. Por lo que resultó fatal para sus intereses no presentarse ante el tribunal.
Tras el fallo, Harb manifestó que "han sido 12 años de miserias pero al final estoy muy contenta con el veredicto de la justicia británica".
