viernes. 29.03.2024

¿Tirarme en paracaídas? Pues la respuesta fue “no”. Vale que me haya empezado a interesar por el mundo del deporte y las actividades de aventura; el alpinismo está muy bien, montar en kayak, también, escalar, ya lo pasé peor, y ahora esta propuesta de saltar de un avión con un extraño y ver qué pasa, pues como que no estoy lista aún.

Me unieron a uno de estos grupos de whatsapp, el 'Cumpleaños de Mohamed', y allí estaba yo leyendo -y sin participar- los mensajes de un grupo de extraños -la mayoría- sobre el lugar, la hora, los regalos y que si uno ya se había gastado 800 AED en alcohol para la ocasión :O. Definitivamente ese tampoco iba a ser mi plan para el fin de semana. Lo que no sabía es que de ese mismo grupo, y por ser una cotilla y seguir leyendo mensajes de una fiesta a la que ni asistí, iba a encontrar la manera de experimentar algunas de las emociones que encuentra el venezolano Edgar Ramírez en la última versión -2015- del filme 'Point Break', pero sin sentir que me podía matar a la vez 

Ya había oído hablar de 'Inflight Dubai', que si era para hacer paracaidismo cubierto, que si un túnel de viento allí por la carretera E66 dirección al oasis de Al Ain. Total, que uno de los chicos del grupo posteó que se podía probar el túnel de viento -más grande y alto del mundo por supuesto, como todo en Dubai- por 184 AED y qué tal si íbamos el viernes por la mañana. Me pareció que el precio era bastante razonable, teniendo en cuenta que era por dos vuelos, cada uno de un minuto, y en comparación con los 600 AED que pagué por la tirolina de Jebel Jais -también la más larga del mundo- y en la que pasas poco más de tres minutos. Pero esto iba a ser una emoción completamente distinta. Empecé a indagar por la página web.

“En Inflight Dubai nuestro equipo de instructores de primer nivel y con instalaciones de última generación y el túnel de viento vertical más avanzado del planeta, podrás volar sin paracaídas o un avión”, decía en su página web. Perfecto, pensé. Era lo que yo quería para hacer un primer contacto.

El túnel hace que sientas la misma sensación que experimentan los paracaidistas: ingravidez y mucha adrenalina, sobre todo cuando empiezas a volar más alto; la velocidad y el flujo de aire que hay en el túnel soportan todo el peso de tu cuerpo.

Cuando llegamos lo primero que hicimos fue rellenar un papel en el que supongo que pondría que te haces responsable de cualquier cosa que te pase -no lo leí- también tenías que asegurar que no tenías un hombro dislocado, pesabas menos de 250 libras y alguna otra cosa más. Después de efectuar el pago, te pasan con un instructor que te da una clase de unos 15 minutos sobre cómo comportarse en el túnel y algunas de las señas que se utilizan dentro de él, -ya que dentro vas con casco, tapones en los oídos y el sonido del viento es muy fuerte-, así que imposible comunicarse como no sea por señas.

Tras la lección, nos colocamos el mono, el casco, las gafas y los tapones en los oídos y nos acercamos hasta el túnel con nuestro instructor, Dave. A mí me tocó la segunda, y la verdad, iba bastante confiada porque la postura que teníamos que adoptar para mantenernos volando era la misma que una que hago en el gimnasio cuando entrenamos 'core', pero claro, nada que ver cuando te encuentras en un túnel de cinco metros de ancho y 20 de altura y con un viento azotándote la cara a hasta 175 mph, la baba se me caía cuando dejaba la boca abierta y ni me daba cuenta.

Tengo que decir que a pesar del poco tiempo que pasamos en el túnel la experiencia me encantó, realmente sientes que estás volando y con el tiempo, puedes realizar saltos y posturas muy chulas. El problema es que realmente quieres que querer hacerlo para gastarte el dinero. Si quieres hacer dos vuelos más extras el precio es sólo de 63 AED, que no está nada mal. Realmente me estoy planteando ir una vez al mes a saltar. Cuando acabas de volar, te dan un certificado con tu nombre que dice “Kiara ha desafiado a la gravedad, volando en la terminal del túnel de viento más grande del mundo”. Parece que cuando llevas un número determinado de saltos eso te permite saltar solo desde un avión y sin necesidad de instructor. No sé si mi economía y mis agallas me permitirán llegar a tanto, aunque creo que es una sensación que no estaría nada mal experimentar al menos una vez en esta vida.  

Aquí me despido con todo el deseo de que os guste lo que compartimos y a los aventureros os animo también a contar vuestras experiencias y planes. Sólo nos tendréis que mandar vuestros textos y fotos a redacció[email protected] con asunto 'Sección aventuras' y el nombre con el que queráis firmar el artículo. 

¿Has probado a volar sin paracaídas?