Difundir la rica cultura latinoamericana en el Golfo. Este el objetivo principal de 'Raíces', el I Festival de Países Latinoamericanos y del Caribe de Qatar, que se celebra estos días en Doha, capital del país, organizado por el Grupo de América Latina y el Caribe (GRULAC). La muestra cuenta con la participación de un centenar de artistas entre los que se encuentran músicos, bailarines, actores, fotógrafos o pintores.
'Raíces', con presencia de Ecuador, Panamá, El Salvador, Uruguay, Argentina, Venezuela, México, Paraguay, Perú, Cuba, Brasil y Costa Rica, ha convertido a Qatar desde el 18 abril en el epicentro de la cultura latina en la región del Golfo Arábigo. Basta con pasarse por Katara Village para comprobarlo. Hasta el 22 de abril se puede asistir a las actuaciones musicales, que tuvieron su inicio con la del grupo ecuatoriano Tungurahua, que levantó pasiones entre las más de 400 personas que asistieron al acto inaugural. Por lo que se refiere a la exhibición de fotografía y pintura, estará colgada hasta el 29 de abril en el edificio 19 del propio Katara Village en horario de 10 am a 10 pm.
Según ha explicado a EL CORREO DEL GOLFO Kabalan Bahij Abisaab Neme, embajador de Ecuador en Qatar y decano de las embajadas representadas en el GRULAC, el interés por Latinoamérica es muy alto en la región árabe pero también lo es el desconocimiento sobre la cultura hispana. “No nos conocen bien, conocen Latinoamérica, escuchan Latinoamérica, pero no saben lo que tenemos, no conocen nuestra historia, nuestras raíces ni nuestra cultura y arte; la idea de este festival es dar a conocer, promocionar y difundir esa maravillosa cultura que tenemos”, afirma el diplomático.
Con esta firme intención, indica Abisaab Nem, los países integrantes del GRULAC han hecho “un gran esfuerzo” y han conseguido “el apoyo incondicional y muy generoso de Qatar” para presentar esta muestra, que reúne una destacada representación de la música y las artes visuales latinoamericanas en el primer festival de este tamaño que organizan de forma conjunta los países latinos en la región del Golfo.
La numerosa afluencia de público es la prueba de que los árabes quieren conocer mejor la cultura latinoamericana, según Abisaab Nem, quien considera que existe una fuerte conexión entre ambos pueblos a pesar de la distancia. “La gente se siente identificada con los latinos, quiere a los latinos porque América Latina se muestra cercana a los países árabes y ha apoyado todas sus causas”, asegura el embajador.
El decano de las embajadas del GRULAC garantiza que el festival tendrá continuidad en el futuro. “Vamos a trabajar para hacer más cosas, nuestra idea es seguir trabajando, seguir promocionando más a nuestros países y difundiendo nuestra cultura, nuestros pensamientos y, por qué no, nuestra historia”, afirma Abissab Nem.
Además de los ecuatorianos Tungurahua, en la muestra están presentes el guitarrista venezolano Senio Alirio Díaz; el grupo argentino de tango Emoción; los mexicanos Mariachi Romatitlán; los grupos internacionales de danza Jeroky Paraguay y Perú Andino; la formación musical cubana Dinoh Trío; exhibiciones fotográficas del brasileño Thomaz Napoleao -ofrece una exposición cargada de mensaje sobre las víctimas de la violencia y el terrorismo en Oriente Medio-, del salvadoreño Gerardo Grassl, del uruguayo Marcelo Gastón González así como del patrimonio natural de Costa Rica. También se pueden ver dos obras pictóricas de la panameña Olga Sinclair.
LA ABSTRACCIÓN DE OLGA SINCLAIR
En concreto, Sinclair, que goza de un enorme reconocimiento a nivel internacional, acerca hasta el Golfo la vanguardia pictórica hispanoamericana con dos impresionantes obras de gran tamaño: 'Decomposition of a ray of light', de dos por tres metros, y el díptico 'Space spheres', que presenta una pieza de dos por tres metros y otra de dos por dos.
Con una trayectoria profesional de casi 50 años a sus espaldas y tras haber recorrido más de 30 países mostrando sus creaciones, Sinclair llega a Qatar con unas pinturas que hablan de su visión de las estrellas y el universo y se enmarcan en su etapa abstracta, en la que está centrada desde hace seis años. “Siento esos rayos de luz que van evolucionando y convirtiéndose de fuego a suspiros, de fuego a color”, explica la pintora a EL CORREO DEL GOLFO.
Esta es la segunda toma de contacto de la artista con el público musulmán, tras la exposición retrospectiva que protagonizó hace dos años en el Royal National Gallery de Jordania. En aquella ocasión, Sinclair triunfó gracias a su dominio del color. “Estaban muy complacidos con mi obra porque les parecía que mi color, el color latinoamericano, hacía impacto en este mundo que es terroso, árabe, otro color, otro prisma”, señala.
También en Qatar Sinclair ha aterrizado con fuerza. “Creo que jamás he recibido tantos halagos y muestras de admiración hacia mi obra, me dicen que no habían tenido contacto con artistas latinoamericanos y todos han reaccionado ante la fuerza de mi pincelada, de mi brochazo, de mi forma de expresión”, asegura la artista.
Para Sinclair, las buenas críticas son un acicate para seguir creando. “Me encanta porque veo que en el mundo no hay verdades absolutas, tenemos que tener siempre la mente abierta para hacer nuevos encuentros, nuevas formas de paz, de expresión artística y esta es una experiencia que servirá para eso”, afirma la pintora.
“El hecho de que reaccionen me hace feliz porque mi obra siempre está mutando, no está estancada”, asegura la pintora, hija del reconocido artista panameño Alfredo Sinclair, a quien siempre recuerda con orgullo. “El maestro de la luz Alfredo Sinclair llevó el expresionismo abstracto a Panamá en los años 50 y para mí triunfar al lado de un maestro de la talla de papá fue todo un reto, me doy cuenta de que la pauta Sinclair todavía sigue viva y eso me ha encantado”, subraya.
El embajador de Panamá en Doha, Oreste del Río Sandoval, asegura estar especialmente orgulloso de la aportación que su compatriota Olga Sinclair realiza al festival. “Hay que dar siempre la mejor cara y no podemos pensar en una persona mejor que Olga Sinclair para representar los colores de la bandera nacional de Panamá”, afirma.
Del Río recuerda que la trayectoria de Sinclair está avalada por “el arte que ha desempeñado por más de cuatro décadas, sus logros y sus premios, que incluyen un Record Guinness por pintar en tres minutos con más de 5.000 niños un cuadro enorme alusivo a la celebración de los 100 años del canal de Panamá”. Aquella gesta, destaca el diplomático, “representa un orgullo no sólo para ella sino para todo el país y, sobre todo, para esos niños humildes y sus familias”.
LUZ SOBRE EL PALACIO SANTOS DE URUGUAY
Precisamente Panamá ha llevado a cabo durante el festival un acto conjunto con Uruguay en el que Sinclair profundizó en el sentido y la evolución de su obra y el fotógrafo uruguayo Marcelo Gastón González explicó en detalle la serie que presenta sobre el Palacio Santos. A través de su cámara rescata los más recónditos rincones de una fastuosa mansión construida a finales del siglo XIX en la actual avenida 18 de Julio de Montevideo por el ingeniero civil Juan A. Capaddo por encargo del que fuera presidente de Uruguay Máximo Santos. Desde 1955 es la sede del Ministerio de Relaciones Exteriores del país.
González, que ha llevado a cabo numerosas exposiciones sobre distintas temáticas tanto en su país como a nivel internacional, aseguró durante el acto que "no fue fácil fotografiar el palacio" y que tuvo que llevar a cabo "un gran trabajo de iluminación". El resultado en una muestra espectacular que hoy brilla en Doha y que, según dijo, ha sacado a luz aspectos del edificio que ni siquiera se conocen o pasan desapercibidos incluso para quienes a diario trabajan en el mismo.
EL SALVADOR EN POSITIVO
Tras el acto protagonizado por Panamá y Uruguay, el fotógrafo salvadoreño Gerardo Grassl aceptó adentrar a los lectores de EL CORREO DEL GOLFO en las imágenes que presenta en 'Raíces', que afirma ponen de relieve lo mejor de su país, su belleza natural y el perfil de sus gentes. "Es el resultado de una rebelión contra la violencia y contra las imágenes negativas que se ofrecían de El Salvador". "Quiero dar una visión del país en positivo tanto dentro como fuera de nuestras fronteras", destaca el fotógrafo, que actualmente estudia Cinematrografía en Buenos Aires (Argentina).
Gerardo Grassl empezó su carrera profesional como fotoperiodista en El Salvador y después de cuatro años de retratar la parte más violenta y cruel de su país decidió que tenía que hacer algo diferente para mostrar la otra cara salvadoreña al mundo.
Ahora expone en Katara Village de Doha por primera vez esta serie de imágenes a nivel internacional con el objetivo de poner el foco en lo bueno de El Salvador y de sus ciudadanos. Su foto preferida es una que realizó durante un amanecer en la orilla de una playa. Se aprecia a una mujer cargando un carro tras despedir a su marido pescador. Amor y trabajo para definir "en positivo" un país lleno de color y de esperanzadoras sensaciones.
