sábado. 20.04.2024

La prevista salida a bolsa del coloso petrolero Saudi Aramco ha desatado una carrera entre los bancos por una participación en un acuerdo que podría generar mil millones de dólares en comisiones y ayudar a definir el éxito o el fracaso en Wall Street en los años venideros.

Saudi Aramco es prácticamenteuna de las empresas más grandes del planeta. El reino saudita ha dicho que Saudi Arabian Oil Co., como se le conoce formalmente, podría llegar a valer entre  2 billones y 3 billones de dólares (millones de millones) cuando salga a bolsa; en su punto medio, esa cifra equivale al valor de mercado sumado de todas las otras compañías de petróleo y gas que cotizan en bolsa en el mundo, según S&P Global Market Intelligence.

La perspectiva de un negocio que podría generar hasta mil millones de dólares en honorarios tiene a los banqueros de alto nivel en las instituciones financieras más grandes del mundo corriendo a la sede de Aramco en Dhahran, una ciudad saudita sobre la costa del Golfo Arábigo. Algunos han pasado horas esperando para reunirse con el presidente ejecutivo de la firma, Amin Nasser, o con el presidente, Khalid al-Falih, para escuchar que serían recibidos por directivos de menor rango, según personas al tanto del proceso.

Uno de los ejecutivos que logró reunirse hace poco con Nasser en uno de los edificios blancos de la compañía dijo que éste se pasó una hora ensalzando la prometida transformación económica de Arabia Saudita. Nasser dejó en claro que para obtener un lugar en la mesa, los bancos deben estar dispuestos a financiar grandes proyectos de infraestructura destinados a romper la dependencia del petróleo de la economía saudita, agregó la fuente y publica el Wall Street Journal.

Antes de abandonar el complejo, que es vigilado por agentes de policía que llevan rifles M-16, el banquero dijo que fue muy fotografiado por el equipo de relaciones públicas de Aramco.

El reino ha indicado que podría poner en bolsa hasta 5% de Aramco, lo que significaría ganancias de hasta 150.000 millones de dólares, cotizando en varias bolsas internacionales. A ese nivel, la emisión de acciones superaría con creces la oferta pública inicial de Alibaba Group Holding Ltd. de 25.000 millones de dólares en 2014, como la mayor de la historia. Los beneficios para la reputación de los bancos también podrían ser considerables.

Los bancos suscriptores suelen ganar comisiones de alrededor del 2% sobre emisiones de más de 10.000 millones de dólares, de acuerdo con el proveedor de datos Dealogic. Los honorarios por privatizaciones tienden a ser más bajos, y se cree que Aramco será un duro negociador. Pero incluso si el conjunto de comisiones se pacta en menos de 1%, algo posible según una fuente, de todos modos sumaría hasta mil millones.

Hasta ahora, sólo un reducido grupo de banqueros, consultores y abogados han participado directamente en el proceso de salida a bolsa.

Entre ellos se encuentran J.P. Morgan Chase & Co., cuya relación con el reino se remonta ocho décadas; el ex banquero de Citigroup Inc. Michael Klein, que es considerado por Arabia Saudita como una voz independiente capaz de ayudar a navegar el proceso; consultores de McKinsey y Boston Consulting Group; y los abogados de la firma White & Case LLP.

Hay grandes de riesgos para aquellos que buscan hacerse con un pedazo de esta bonanza. No hay garantía de que habrá suficiente demanda por parte de los inversionistas, especialmente si los sauditas, famosos por su hermetismo, no proveen suficiente información.

De cualquier manera, los accionistas tienen pocas probabilidades de poseer directamente las reservas de petróleo del reino, estimadas en 261.000 millones de barriles. En cambio, se estima que el vehículo de inversión que cotizará en bolsa tendrá los derechos a largo plazo para extraer el crudo, una estructura similar a la de otras petroleras estatales.

El gobierno saudita realiza la salida a bolsa como parte de un amplio plan para reducir su dependencia del petróleo y recaudar fondos para diversificar la economía

El reino también prepara la primera de lo que se cree será una serie de emisiones internacionales de bonos, que podrían tener lugar a partir de julio y recaudarían hasta 15.000 millones de dólares, según fuentes. Los principales bancos suscriptores de estas colocaciones correrían con ventaja para la salida a bolsa, añadieron las fuentes.

Las autoridades saudíes han indicado a los bancos que no han prestado dinero en el reino deberían considerar hacerlo.

Se cree que J.P. Morgan será el suscriptor principal del acuerdo, dijeron fuentes cercanas. El banco ha sido el principal prestamista o formado parte de un equipo de bancos en casi todos los préstamos de Aramco, según Dealogic. Se le conoce dentro de Arabia Saudita como el “banco del reino”, y en los últimos meses jugó un papel principal en la confección de un crédito de 10.000 millones de dólares para el gobierno saudita. La relación se remonta a la década de 1930, cuando el predecesor del banco actual, Morgan Guaranty Trust Co., ayudó a las petroleras estadounidenses a establecer y fortalecer sus operaciones en ese país.

El presidente ejecutivo de J.P. Morgan, James Dimon, no ha viajado a Arabia Saudita desde finales del año pasado, pero se reúne periódicamente con altos funcionarios en otros lugares o habla con ellos por teléfono, revelaron fuentes fiables. El director de banca corporativa y de inversión de J.P. Morgan, Daniel Pinto, y su jefe de banca de inversión, Carlos Hernández, viajan a Arabia Saudita con regularidad para reunirse con ejecutivos de Aramco y miembros del gobierno para hablar sobre la salida a bolsa y otros proyectos, dijeron las personas.

Citigroup, Deutsche Bank AG y HSBC Holdings PLC participaron en el gran consorcio que extendió la línea de crédito renovable por US$10.000 millones a Aramco en marzo de 2015.

Cualquier venta de acciones no se llevaría a cabo antes de un año y no hay garantía de que suceda. De todos modos, el temor a perderse un negocio único es palpable en Wall Street. “Los bancos harán hasta lo imposible por participar en este operación”, dijo Wessels, director de educación ejecutiva de la escuela de negocios Wharton de la Universidad de Pensilvania.

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