viernes. 29.03.2024

La conferencia STEP, el mayor evento para empresas emergentes o startups de los países de Oriente Próximo y África del Norte (MENA), se celebró recientemente y atrajo gran atención de los medios. Parecía indicar un momento de maduración del sector en la región.  Sin embargo, sus emprendedores todavía enfrentan serios impedimentos estructurales para avanzar.

No se deben subestimar los éxitos de las startups de la región. De acuerdo a Wamda, una plataforma aceleradora regional, más de una docena de ellas, como Bayt, Careem, MarkaVIP, Namshi, News Group, Propertyfinder y Wadi.com, acumulan valoraciones estimadas en más de USD 100 millones. Souq.com, compañía fundada en 2005 y que da empleo a 3.000 personas, va en camino de ser el primer “unicornio” de la región, con una valoración por sobre los USD 1 mil millones.

Sin embargo, el ambiente regional sigue estando muy lejos de facilitar el espíritu emprendedor. Además de las guerras, el terrorismo y las turbulencias políticas que asuelan el mundo árabe (por no mencionar los retos usuales que deben enfrentar los emprendedores fuera de Silicon Valley, como falta de suficiente capital de riesgo, talento o infraestructura), hay una maraña de problemas estructurales profundamente arraigados.

Uno de ellos tiene relación con las características demográficas de las empresas. Según un estudio de 2011, las firmas familiares representaban hasta un 70% de la economía privada en la región MENA, una proporción mayor que en cualquier otra zona del mundo. Esto significa que un gran segmento de la comunidad de negocios recauda fondos, comparte patrimonio y gestiona operaciones al interior de círculos sociales pequeños y cerrados.

"LAS FIRMAS FAMILIARES REPRESENTABAN EN 2011 EN LA REGIÓN DE MENA HASTA UN 70% DE LA ECONOMÍA PRIVADA" 

El sentido común sobre recurrir a amigos, familiares o gente incauta para nuevas iniciativas de negocios parecer traducirse en la región MENA como “Si no eres amigo o pariente, entonces debes de ser un tonto”. Si bien puede que esto ayude a contener el riesgo, también fomenta una cultura de negocios con aversión al riesgo. Y, no obstante, la disposición a asumir riesgos es un elemento central para la innovación y el espíritu emprendedor. Más aún, mantener las empresas dentro de la esfera familiar reduce su potencial disruptivo, incluso cuando consiguen innovar.

Esta cultura de negocios “tribal” u orientada a la familia es el resultado de una larga historia de sistemas judiciales comerciales ineficientes, programas arbitrarios de nacionalización y falta de una gobernanza corporativa efectiva. Si bien muchos países han hecho avances en estos temas, sigue muy arraigada la tradición comercial tribal, y tomará tiempo desplazarla.

Pero es posible dar pasos para ayudar a reducir algunos de los problemas relacionados con esta cultura de negocios, como la falta de disponibilidad de suficiente capital de riesgo para los nuevos emprendedores. Por ejemplo, en el Líbano el banco central ha lanzado una iniciativa sin precedentes de apoyo a las startups, Circular 331, por la cual garantiza hasta un 7%% del capital de riesgo que proporcionen los bancos locales, por hasta un 3% de sus activos. Desde su lanzamiento en 2013, el programa ha generado más de USD 400 millones en capital de riesgo.

Un segundo gran obstáculo a la iniciativa empresarial innovadora en la región MENA radica en cómo los gobiernos gestionan su papel esencial como clientes. A través de la adquisición de bienes y servicios (que representa entre un 10% y un 15% del PGB en los países desarrollados y hasta un 20% en los países en desarrollo), los gobiernos pueden actuar como importantes impulsores del crecimiento y la innovación. Cabe recordar que la génesis y el desarrollo de Silicon Valley ganaron impulso gracias a los contratos y las adquisiciones públicas.

Pero en los países MENA, las condiciones para hacer negocios con el gobierno (entre las que se cuentan los requisitos de licitación, los plazos de pago y las exigencias burocráticas) tienden a ser prohibitivas para las empresas pequeñas (de 10 a 50 empleados). Puesto que no pueden acceder al mercado de bienes y servicios públicos, pierden importantes oportunidades de desarrollo y expansión, lo que limita su capacidad de impulsar un desarrollo y crecimiento más amplios.

Un tercer impedimento de peso tiene relación con la estructura industrial. Los sectores de la construcción, la banca, las telecomunicaciones, el turismo y la manufactura tradicional representan una proporción importante de la economía privada de la región. Las compañías de estos sectores no sólo tienden a ser de propiedad familiar, sino a tener gran tamaño y precisar de una alta inversión de capital, y por lo general no ven a las startups como potenciales socios de negocios estratégicos.

"LOS GOBIERNOS HARÍAN BIEN EN ELEVAR EL GASTO DESTINADO A APOYAR EMPRESAS NUEVAS E INNOVADORAS"

Todo esto implica grandes barreras a la entrada de nuevas empresas, que enfrentan oportunidades muy limitadas de acceder, escindir o incluso aprovechar los grandes sectores de la economía. Hasta las startups que logran alguna ventaja inicial tienen dificultades para aumentar de escala en el sector B2B. No es de sorprender que, en estos sectores, la innovación y la iniciativa empresarial que marque diferencias con lo existente tiendan a llegar tarde y lento. Si bien el sector de las telecomunicaciones es en parte una excepción en este sentido, incluso su desarrollo se ve obstaculizado por las normativas estatales.

Las startups de la región MENA han logrado éxito principalmente en Internet, donde los grandes actores ya establecidos no demostraron un interés temprano y las barreras de entrada son relativamente bajas en términos de inversión de capital y acceso al mercado. De hecho, la mayoría de las empresas de este sector venden directamente a los consumidores y llevan a cabo transacciones a través de servicios de pago digitales que les permiten sortear las barreras transaccionales, como las regulaciones para las adquisiciones estatales y las altas comisiones bancarias.

El avance que estas startups han logrado resalta su potencial de impulsar la innovación y generar crecimiento económico, y debería actuar como un potente incentivo para el cambio de enfoque de los gobiernos y empresas de la zona MENA. Específicamente, los gobiernos harían bien en elevar el gasto destinado a apoyar empresas nuevas e innovadoras, mientras que las compañías ya establecidas deberían abrir sus operaciones y cooperar con las emergentes para dar mayor escala a actividades innovadoras que puedan inyectar dinamismo a los mercados.

Las startups son ejes probados de innovación e impulso al crecimiento económico, el empleo y el desarrollo. Es hora de que los países de la región MENA aprovechen al máximo ese potencial.

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Sami Mahroum es director de la Iniciativa de Innovación y Políticas en el INSEAD y autor de Black Swan Start-ups: Understanding the Rise of Successful Technology Business in Unlikely Places (Startups excepcionales: Comprender el ascenso de empresas tecnológicas exitosas en lugares improbables). Traducido del inglés por David Meléndez Tormen. Copyright: Project Syndicate/Mohammed Bin Rashid Global Initiatives, 2016. www.project-syndicate.org

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