jueves. 28.03.2024

El Ramadán es especial para los musulmanes de todo el mundo incluso para los que están tras las rejas. Y para ellos, adquiere un significado especial, que les da esperanza. 

Ubicado en el desierto de Al Aweer al norte de Dubai, el establecimiento penitenciario y correccional de la Policía de Dubai cuenta con más de 5.000 reclusos. Incluye tres prisiones: la cárcel central para hombres, la de mujeres y la prisión por delitos menores. 

"Hay una atmósfera diferente en la cárcel durante el Mes Sagrado. Los internos son más silenciosos, casi no hay ningún incidente u ofensa y la gente generalmente está de buen humor", explicó el teniente coronel Mohammed Thani Alfalasi, director de Suministros y Servicios en el Departamento General de Establecimientos Penitenciarios y Correccionales. "Los reclusos pasan su tiempo orando, haciendo cosas para Dios, disfrutando de la comida por la noche y con buena moral", agregó el funcionario, según recoge el diario Khaleej Times. 

Mientras que los musulmanes realizan el Iftar y Suhoor todos los días, los reclusos no musulmanes reciben sus tres comidas habituales diarias. También se les da la oportunidad de unirse a los presos musulmanes para Iftar y Suhoor. Además, todos los reclusos tienen la opción de comprar alimentos en el comedor de la prisión.  "Durante Ramadán, tratamos de que los reclusos coman como si estuvieran fuera. Pero el problema es que extrañan a sus familias. No pueden ver a sus hijos. Esperamos que el próximo año puedan celebrar el Ramadán con su familia y sus hijos", detalló Alfalasi. 

La prisión tiene un menú fijo para los reclusos para el Iftar y Suhoor que incluye biryani, pollo, ternera, pescado, verduras, jugo, dátiles, té, café y yogur. El menú cambia todos los días. Tampoco hay límite en la comida que un recluso puede tomar. Pueden comer todo lo que quieran.  "Durante Ramadán, hay un sentimiento común entre los musulmanes. No los miro como prisioneros, los veo como seres humanos que están sentados juntos como familia, amigos y terminando su ayuno. Es un sentimiento cálido. No todos los que están aquí son criminales, hay mucha gente excelente y espero que tengan la oportunidad de volver a la comunidad y vivir una vida mejor", comentó esperanzado.

Un expatriado alemán, que aterrizó en la cárcel por un cheque sin fondos explicó que, "Ramadán es un gran momento para pasar con nuestras familias. Desafortunadamente, mi familia no está aquí. Mi esposa y mi hijo viven en Dubai, pero no los he visto en un año y medio. Los extraño mucho. Mi hijo tiene solo dos años y nunca ha visto a su padre. La semana próxima, si Dios quiere, vendrán y lo veré por primera vez ". El europeo de 37 años, lleva en la cárcel desde julio de 2016, cumple una condena de cinco años.

"Durante este mes, mi querellante, que también es musulmán, acordó hacer un trato para sacarme de la cárcel. Eso significa que el Mes Sagrado lo cambió. Ahora estoy negociando y esperando ser liberado en los próximos dos o tres meses. Si Dios quiere, este será mi último Ramadán en la cárcel y el año que viene estaré con mi familia ". 

Otro expatriado, que cayó en la cárcel en 2016 por cheques sin fondos y luego se convirtió al Islam, declaró que, "paso el Ramadán solo en la cárcel, así que no sé cómo es celebrar el Mes Sagrado con la familia". El ciudadano húngaro de 33 años, reveló que cuando llegó a la cárcel "sentí que Dios realmente me dio todo porque tenía dos tiendas en el Dubai Mall y tantas cosas. Tal vez no lo aprecié como debería haberlo hecho. Durante mi estancia en la cárcel, me di cuenta de que es importante devolver algo. Rezo a tiempo y le doy mi corazón y mi alma a Dios y le dejo que se encargue de todo. Cuando estás en la cárcel, nadie te puede ayudar excepto Dios. Tuve la bendición de tener ciertas personas que nos ayudaron".

El húngaro cumple una pena de prisión de 10 años y su esposa, su hija de cinco años y su hijo de 16 años viven en Ras Al Khaimah.

Por su parte, un expatriado británico que cayó en la cárcel en 2015 después de incumplir una serie de préstamos pendientes fue sentenciado a prisión por siete años. Sin embargo, su sentencia se redujo drásticamente recientemente debido a un acuerdo y está previsto que salga este año. "Si Dios quiere, celebraré el Ramadán el próximo año con mi familia. Mi esposa y mis cuatro hijos viven en el sur de Dubai y es muy difícil mantenerse alejado de ellos. Mi mensaje para el Ramadán es que todos aprecien el tiempo que pasan con su familia", refirió el hombre de 39 años.

Incluso mientras está en la cárcel, él, junto con otros, intenta recaudar dinero a través de amigos y familiares para dárselo a otros reclusos que quizás no puedan comprar comida en el comedor de la prisión. "Las personas tienden a compartir más. Nos contactamos con amigos y familiares y les decimos cuánto costaría por cabeza comprar un Iftar y Suhoor en la cantina. Recolectan dinero y lo ponen en uno de nuestras cuentas y luego lo compramos y los distribuimos entre otros reclusos. Siento que los otros reclusos son como mi familia. Vivo con ellos y me ayudan a conocer mejor mi interior", concluyó.

Conozca la prisión de Dubai durante el Ramadán
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