viernes. 19.04.2024

Se esconden debajo de las arenas del desierto, en medio de los escombros de las carreteras urbanas y dentro de las escuelas abandonadas, algunas de ellas dispuestas a estallar al toque más ligero. Las minas terrestres dispersadas por los rebeldes hutíes de Yemen seguirán siendo una amenaza incluso si el último esfuerzo por la paz logra detener el conflicto, dicen los involucrados en su erradicación.

Si bien el uso de Scud por los hutíes y otros misiles balísticos modificados ha llamado la atención, el uso generalizado de minas representa un riesgo para las generaciones venideras en el país más pobre del mundo árabe. "Hoy existen minas en todas las zonas de Yemen", explicó Ousama al-Gosaibi, el gerente del Programa de Dsminado Masam financiado por Arabia Saudita, a la agencia de noticias The Associated Press durante un viaje a la ciudad sureña de Adén, organizado por el ejército saudí. "No se está utilizando como un mecanismo defensivo u ofensivo. Se está utilizando para aterrorizar a la población local en todo Yemen".

Por su parte, un funcionario hutí reconoció que los rebeldes usan minas en gran medida, pero dijo que los ataques aéreos liderados por Arabia Saudita son iguales de mortales.

La guerra de Yemen enfrenta a los hutíes alineados con Irán contra el Gobierno reconocido internacionalmente, que está respaldado por una Coalición liderada por Arabia Saudita y apoyada en el terreno por Emiratos Árabes Unidos. Más de 60,000 personas han muerto en la guerra desde 2016, según el Proyecto de Datos de Evento y Localización de Conflictos Armados con sede en Estados Unidos o ACLED, que rastrea el conflicto. La lucha ha desplazado a dos millones de personas, ha generado una epidemia de cólera y ha llevado al país al borde de la hambruna. Millones se despiertan con hambre cada día, sin saber de dónde vendrá su próxima comida. 

Entre los peligros que enfrentan los combatientes y los civiles están las minas terrestres. Los hutíes saquearon armamentos del Gobierno cuando capturaron gran parte del norte de Yemen, incluidas vastas reservas de minas antitanque. Las minas antipersona también ensucian el país, a pesar de que el Gobierno se haya unido a una convención internacional de 1997 que prohíbe su uso. Un panel de expertos de la ONU dijo en 2016 que los hutíes habían usado minas terrestres en su retiro de la ciudad sureña de Adén. Desde 2016, las minas terrestres y otros explosivos plantados por los hutíes han matado al menos a 222 civiles y han herido a otros en 114 incidentes, según ACLED. "Debido a la dificultad de obtener estimaciones precisas, es probable que estas cifras constituyan una fracción de todas las detonaciones de minas que involucran a civiles en Yemen", señaló ACLED.

Para empeorar las cosas, un tercio de todas las instalaciones de salud en Yemen están cerradas, dijo Nasser Baoum, ministro de Salud del Gobierno. "Las minas han causado un gran problema", dijo Baoum a la AP. "Puede pasar que una persona del ejército sea lesionada durante la batalla o que sea golpeada por una mina, pero que una niña sea golpeada mientras está en el campo o en camino a buscar agua, eso es una tragedia". Al-Gosaibi acusó a los hutíes de reconfigurar las minas antitanque que anteriormente necesitaban más de 100 kilogramos de presión para detonar, para que requieran menos de diez kilos, lo que significa que un niño podría hacer estallar el explosivo. Yahia al-Houthi, ex director del Centro de Acción Minera de Ejecutivos de Yemen, un centro de remoción de minas controlado por los hutíes, reconoció que los rebeldes usan minas antitanque pero negó haberlas manipulado. También afirmó que los hutíes nunca usaron minas antipersona a pesar de la amplia evidencia de lo contrario.

El general Yahia al-Sarie, un oficial hutí dijo que los rebeldes solo usan minas terrestres en el campo de batalla y no en áreas civiles. “Esto es una guerra, entonces, ¿qué esperas que hagamos? ¿Recibir el otro bando con flores? Agregó que los rebeldes habían mapeado las minas y serían capaces de eliminarlas "en poco tiempo" una vez que la lucha termine. Al-Gosaibi acusa a los hutíes de usar tecnología suministrada por Irán como sensores infrarrojos y de adoptar tácticas iraníes como esconder bombas dentro de rocas falsas. Un informe en marzo del grupo Conflict Armament Research dijo que las bombas en las carreteras disfrazadas de rocas en Yemen tenían similitudes con otras utilizadas por Hezboláh, apoyado por Irán en el sur del Líbano, y por insurgentes vinculados con Irán en Irak y Bahrein.

Según un informe de expertos de la ONU de 2018, también se han encontrado minas plantadas por los hutíes, algunas que se parecen a un modelo mostrado anteriormente en Irán, en el Mar Rojo. Esas minas "representan un peligro para el transporte comercial y las líneas de comunicación marítimas que podrían permanecer en el lugar de seis a diez años", advirtió el informe.

La Coalición liderada por Arabia Saudita, los países occidentales y los expertos de la ONU acusan a Irán de suministrar armamento desde rifles de asalto hasta misiles balísticos a los hutíes. Irán apoya a los hutíes, pero niega armarlos, y la misión de Irán en la ONU desestimó las últimas acusaciones de "armas fantasmas iraníes". 

 Arabia Saudita ha alegado que los hutíes pueden haber colocado hasta un millón de minas. Al-Gosaibi describió a Yemen como la nación más minada desde la Segunda Guerra Mundial, sobre la base de la estimación de su grupo de las minas colocadas por los rebeldes. Funcionarios sauditas han publicado imágenes que muestran campos de minas terrestres desactivadas. Los grupos internacionales que se ocupan de las minas terrestres han dudado a la hora de estimar la magnitud de la crisis, dada la información limitada que tienen. Yemen también está lleno de minas de conflictos anteriores. "Va a llevar años", dijo al-Gosaibi. “No se puede reconstruir Yemen sin abordar el problema de las minas".

Las minas terrestres hutíes serán trampas mortales en Yemen durante décadas
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