viernes. 19.04.2024

El café en Emiratos Árabes Unidos (EAU) es un elemento importante de su cultura y tradición. Y de hecho es un símbolo representativo de su hospitalidad. Aún ahora, en cualquier edificio del gobierno o domicilio particular, siempre se recibe al visitante con una taza pequeña (finjan) de café (qahwa). El término usado normalmente en Emiratos es qawha, aunque en algunos otros países de Oriente Medio, según el dialecto, se pueden escuchar variaciones no muy diferentes de esta palabra.

Una demostración de la importancia cultural del café en la historia de los Emiratos es la apertura en Dubai hace varios años del Museo del Café, donde se descubre que el origen de este preciado grano viene de un arbusto (cafeto arábigo), nativo de Etiopía, que puede crecer espontáneamente hasta 10 o 12 metros de altura. Cuenta una antigua leyenda que lo descubrió un pastor que sacaba sus cabras a pastar por las abruptas laderas de la provincia de Kaffa en Etiopía, antes llamada Abisinia, en el oriente de África. Si aceptamos la leyenda como el origen más probable, el café paso de Etiopia a Yemen, de aquí al Golfo de Arabia, después a Turquía, Europa y finalmente a Sudamérica.

RITUAL DE LAS TRES CAFETERAS

El qahwa está hecho de granos molidos de café, más o menos tostados, así como una mezcla de especias como el cardamomo y el azafrán. En algunas ocasiones especiales pueden añadir canela y agua de rosas. Antiguamente, el café se preparaba desde el inicio hasta el final en presencia de los huéspedes, representando la preparación del café todo un ritual en las reuniones en los majlis (lugar de reunión de los hombres).

La preparación del café consistía primero en tostar los granos en una primea cafetera que colocaban al fuego. Una vez tostados, los molían con un molino muy sencillo de piedra circular con agujero central. Los granos molidos se vierten en una segunda cafetera donde se añade agua y las especias oportunas y se pone al fuego para hervir. Finalmente, una vez que se tiene la infusión de café, se pasa a una tercera cafetera, que se denomina 'dallah', con la que se sirve a los huéspedes en pequeñas tazas sin asa llamadas 'finjan'. Debido a que el café es servido sin azúcar, los invitados son honrados así mismo con dátiles que se toman antes de beber el café para endulzar de este modo el paladar.

El ritual, a la hora de servir el café entre los huéspedes del majlis, tenía otras exigencias. La persona que servía el café, para no interrumpir la conversación que se tuviera en ese momento en el majlis, no hablaba y simplemente seguía sirviendo café cuando veía las tazas vacías. Este proceso se interrumpía cuando el huésped movía con su mano derecha la taza (finjan) de un lado a otro, gesto que significaba que no quería más café.

En relación a este protocolo, existe una tradición oral que dice que en reuniones importantes escogían a un sordomudo como sirviente para que de esta manera no transcendieran los negocios que se estaban discutiendo más allá de ese lugar. Y de ahí puede venir la tradición de sacudir la taza de un lado a otro como indicación de que no se quiere más café. En la actualidad quién sirve el café debe ser el varón más joven de la casa o de la reunión

La ceremonia del café en Emiratos Árabes
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