viernes. 19.04.2024

Para entender estos tiempos de cambio en Arabia Saudita, donde los códigos sociales y las reglas religiosas ultraconservadoras determinan la vida cotidiana y parecen sufrir una nueva alteración cada mes (¡Mujeres conduciendo! ¡Cines! ¡Usher y Akon rapeando en conciertos que agotaron sus entradas!), a veces es bueno leer las reseñas de Google Maps que hablan de las cafeterías gourmet.

Hace poco, Tarak Alhamood, cliente de Nabt Fenjan, una cafetería en Riad, se expresó de manera iracunda en línea: “¡Visité este lugar y quedé absolutamente impactado! ESTÁN VIOLANDO las leyes de este país. Espero que clausuren este lugar de forma permanente”. Su enfado no era por el pastel de chocolate ni por los precios pocos populares. El problema fue la decisión que convirtió a la cafetería Nabt Fenjan en un puesto de avanzada de la nueva Riad: originalmente era un local exclusivo para mujeres y solo a fines de 2018 comenzó a permitir la entrada de clientes de ambos sexos.

La acción provocó que la cafetería se adelantara a la ley del Reino, donde la mayoría de los restaurantes y cafeterías están divididas por sexos, por ley y por costumbre, en secciones para hombres “solteros” y secciones “familiares” para mujeres y grupos familiares mixtos. Los hombres siempre entran por puertas separadas y pagan en cajas distintas; en ocasiones las mujeres comen detrás de unos muros de separación para garantizar su privacidad ante hombres extraños. No obstante, a principios de diciembre, el gobierno anunció que ya no se solicitaría a los establecimientos segregar a los clientes, lo cual es la extensión más reciente de las reformas sociales iniciadas por el dirigente saudí de facto, el príncipe heredero Mohamed bin Salmán.

Aun así, Nabt Fenjan está lejos de ser el único negocio saudí que eliminó discretamente las secciones de separación a lo largo de los últimos años, después de que el príncipe heredero desautorizó a la Policía Religiosa que alguna vez se encargó de hacer cumplir las normas sociales conservadoras. Este tampoco fue el único lugar que prosperó como consecuencia de eso. “Creo que la razón por la que las cafeterías se pusieron de moda es porque las personas están más abiertas al cambio”, comentó Shaden Alkhalifah, de 30 años, quien en una tarde reciente se encontraba estudiando en el Draft Café en Riad.

“Esto está relacionado con el dialogo político actual”, añadió. Y, quizá, con todos los saudíes que han estudiado en el extranjero en ciudades con fetiches por los granos de café de un solo origen.

A pesar de la reseña de Alhamood en Google sobre la cafetería Nabt Fenjan, incluso las personas tradicionalistas han comenzado a relajarse, en medio de los cambios generales, en ciudades más grandes, aunque aún no sucede en las más pequeñas o en las zonas rurales.

Algunas mujeres cuyas familias anteriormente les permitían trabajar en la privacidad de una oficina, ahora trabajan como baristas en cafeterías. En los últimos tiempos, los saudíes pueden mezclarse con el sexo opuesto no solo en casa, sino también en el cine, los conciertos e incluso en peleas de lucha libre. Los jóvenes emprendedores están abriendo establecimientos donde los saudíes pueden conocer a personas de mente abierta de ambos sexos, ya sean artistas, cineastas o emprendedores.

La mayoría de las cafeterías siguen segregando a los clientes con base en el género, pero muchas tienen otros atractivos: equipos japoneses para procesar los granos, tartas susceptibles de publicarse en Instagram y buenas vibras, que son menos tangibles pero obligatorias.

Otro ejemplo es Medd Café en Jeddah, la ciudad del Mar Rojo donde los códigos sociales se han relajado más que en cualquier otro lugar.

Una noche de viernes de hace unas semanas en el Medd Café, el patio exterior estaba lleno de hombres y mujeres jóvenes. Muchas de las mujeres llevaban el cabello descubierto y sus abayas abiertas sobre pantalones de mezclilla y tenis, usándolas como si fuesen chaquetas largas y ligeras y no las túnicas tradicionales que cubren todo el cuerpo.

Aún así, Riad es más rígida que Jeddah. Fue solo después de un gran debate interno que Kanakah, una cafetería de Riad que pasó tres años siendo orgullosamente solo para mujeres, fue reinaugurada el año pasado como un espacio mixto. Los clientes entraron por la misma puerta, se formaron en la misma fila e hicieron sus pedidos a baristas de ambos sexos. Según su propietaria muchas se escandalizaron convencidas de que la cafetería se había convertido en lo que un reseñista la describió como “un centro de citas para hombres y mujeres”.

La sociedad saudí está cambiando, solo eche un vistazo a esta cafetería
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