jueves. 28.03.2024

La selección de Australia defiende el título continental obtenido hace cuatro años en la XVII edición de la Copa de Asia de fútbol, que se disputará en Emiratos Árabes Unidos desde este sábado y hasta el 1 de febrero. Ocho estadios repartidos entre Abu Dhabi, Dubai, Al Ain y Sharjah albergarán los partidos de la competición continental que ha aumentado a 24 el número de equipos y que tendrá su pistoletazo de salida este sábado con el choque entre el conjunto anfitrión y Bahréin en el estadio del Jeque Zayed de la capital, sede también de la final.

Los australianos defienden la corona que se ciñeron hace cuatro años en casa al derrotar en la prórroga de la final (2-1) a Corea del Sur.

Acuden con un equipo renovado, con nuevo técnico, Graham Arnold, un exinternacional y entrenador de cierto éxito en Australia, que tratará de mantener al equipo por la senda del éxito de la era de Ange Postecoglou y llevarle a repetir el triunfo, algo que nadie consigue desde que lo logró Japón en 2000 y 2004. Sobre el papel Australia es la gran favorita del grupo B, que completan Jordania, Palestina y Siria, aunque esta última ya le hizo sufrir sobremanera en la eliminatoria de clasificación para el Mundial de Rusia 2018.

Siria, que no ha pasado nunca de la fase de grupos, se presenta como su gran rival de la mano del técnico alemán Bernd Stange. Jordania promete lucha y buscar unos cuartos que alcanzó en 2004 y 2011 y Palestina encara con la ilusión por bandera su segunda presencia. Irán encabeza la lista asiática en la clasificación mundial de la FIFA. Comparece como una de las favoritas por mimbres y por la continuidad del proyecto del portugués Carlos Queiroz.

Tras un Mundial de Rusia 2018 en el que el conjunto azerí dio la cara en un grupo con España y Portugal, el cuadro Melli intenta poner fin a su travesía por el desierto en la competición continental. Tiene tres títulos, consecutivos, pero se remontan a 1968, 1972 y 1976, y eliminaciones dolorosas en las precedentes ediciones. La última llegó hace cuatro años ante uno de sus rivales de la presente edición en el grupo D, Irak, que se ha encomendado a la experiencia del esloveno Srecko Katanec para aspirar a pelear, como cuando se proclamó sorprendente campeona en 2007 y fue cuarta en 2015. Vietnam y la debutante Yemen no deben plantear a ambos excesivos problemas.

Japón fue la mejor selección asiática en la cita mundialista, la única en pasar a octavos, y estuvo muy cerca de eliminar a Bélgica. Ahora, renueva su ilusión en la Copa de Asia, torneo en el que encabeza el palmarés con sus cuatro títulos (1992, 2000, 2004 y 2011). El conjunto que adiestra Hajime Moriyasu, que dispone de nombres muy conocidos de las mejores ligas europeas y en el que una de sus ausencias es el bético Takashi Inui, pretende recobrar el protagonismo perdido hace cuatro años en la tanda de los penaltis de los cuartos ante Emiratos.

Japón jugará en el grupo F, en el que tiene como principal rival a Uzbekistán, que ha contado con el argentino Héctor Cúper para imponer rigor táctico a un equipo que no acababa de dar el salto. Omán y Turkmenistán completan la serie. Cúper se desvinculó de la selección de Egipto tras su participación en Rusia y en agosto inició una nueva etapa que tiene como misión devolver cuanto menos a la semifinal al cuadro uzbeko (fue cuarto en 2011) y clasificarlo para el Mundial de Catar 2022.

La vigente subcampeona, Corea del Sur, se ha encomendado al técnico portugués Paulo Bento en esta época pos-Rusia, Mundial en el que no superaron la fase de grupos pero eliminaron a Alemania tras derrotarla por 2-0 en Kazán. Con el luso y con un bloque en el que sobresale el delantero del Tottenham Son Heung-Min, también los surcoreanos tienen el anhelo de coronarse por primera vez en más de medio siglo, porque sus dos títulos los lograron en 1956 y 1960. Sus rivales en el grupo C serán la selección china que dirige uno de los ilustres del fútbol mundial de las últimas décadas, el italiano Marcello Lippi, y la Filipinas de otro experto trotamundos como el sueco Sven Goran Eriksson, debutante como Kirguizistán.

Arabia Saudita, tricampeona asiática en 1984, 1988 y 1996, confía de nuevo en el hispano-argentino Juan Antonio Pizzi para devolver a su selección un protagonismo perdido desde hace más de una década y que en Rusia 2018 pasó de la decepción a mostrar posibilidades. No tiene en cambio un grupo nada fácil. En el E comparte protagonismo con Qatar, que bajo el mando del español Félix Sánchez quiere mostrar su progresión a tres años de organizar el Mundial 2022, con la siempre peleona Corea del Norte y con Líbano.

El grupo A, el primero en entrar en escena presenta como cabeza de cartel a los anfitriones de Emiratos Árabes Unidos, que, con la dirección técnica de otro entrenador con reputación internacional, el italiano Alberto Zaccheroni, debe ejercer de favorito de la serie pese a la baja por lesión de Omar Abdulrahman.

India, subcampeona en 1964, quiere causar impacto en esta edición con el inglés Stephen Constantine como director de operaciones, aunque el grupo tiene como otra gran alternativa al cuadro emiratí a Baréin e incluso a Tailandia, el mejor equipo del sudeste asiático, que encarecen el pase. 

La Copa de Asia de fútbol comienza este sábado en Emiratos
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