sábado. 20.04.2024

El capitán español Pablo Costas Villar se encuentra retenido desde hace diez meses en Yemen, país sumido en una guerra civil desde el año 2014. Su detención y la de toda la tripulación del Cobija, buque pesquero en el que faenaban, se produjo el 26 de septiembre de 2020 tras atracar en el puerto yemení de Al Mukalla. El apresamiento se llevó a cabo en respuesta a una denuncia por pescar de forma ilegal presentada por las autoridades de Australia.

Costas Villar, natural de Bueu (Pontevedra), fue sometido a juicio y condenado a tres meses de arresto, que ya ha cumplido junto al resto de la tripulación, 32 hombres peruanos indonesios, senegaleses y namibios. Hasta ahora el único tripulante que ha sido liberado es un primer oficial ruso que fue evacuado por la diplomacia de su país el pasado mes de mayo, según publica el medio español eldiario.es en una información firmada por el periodista Daniel Salgado.

La situación que vive la tripulación del Cobija, buque propiedad en principio de una compañía panameña que lo vendió a un empresario somalí, es insostenible. Las ratas han invadido la embarcación y apenas tienen víveres para unos días. Además, también se les agota el agua potable en una época del año en la que las temperaturas son elevadísimas. Circunstancias que se han agravado en estos días por la parálisis que sufre toda la región árabe como consecuencia de las largas fiestas por el puente del Eid Al Adha.

La esposa del capitán ha enviado una carta al ministro de Exteriores español en la que pide ayuda urgente

Ante esta situación y en vista de que las gestiones que ha llevado a cabo el capitán español a nivel judicial y diplómatico no han dado el resultado que esperaban, lo que incluía la repatriación de Costas Villar, su esposa ha remitido una carta al nuevo ministro de Asuntos Exteriores de España, José Manuel Albares, en la que pide asesoría legal, personamiento diplomático en el lugar y seguridad para su traslado.

En la carta, reproducida por eldiario.es y en la que denuncia la pasividad de las autoridades diplomáticas españolas, la mujer da cuenta de los “tremendos meses de desasosiego, desesperación y zozobra” que llevan sufriendo.  

“Pablo es un profesional con 35 años de oficio en la mar, ese es su delito; de su trabajo comemos yo y nuestro hijo, aunque el infortunio de su última marea hizo que tengamos que sobrevivir a costa de otros miembros de la familia”, asegura la esposa.

“Pablo es un profesional con 35 años de oficio en la mar, ese es su delito"

La retención de la tripulación del Cobija se ha producido en un momento especialmente complejo de un conflicto que estalló en 2014 cuando los insurgentes hutíes se apoderaron de la capital de Yemen, Saná, lo que provocó una intervención militar liderada por Arabia Saudita para apuntalar al gobierno.

El puerto de Al Mukalla se encuentra en el sur del país, zona controlada por el gobierno reconocido internacionalmente, apoyado por la Coalición Árabe por la Legitimidad en Yemen. Parte del norte del país se halla ocupado por las milicias hutíes, respaldadas por Irán.

Al Mukalla está en una región teóricamente tranquila en la zona costera central del sur de Yemen, situada a unos 500 kilómetros de Adén, capital donde se encuentra establecido el gobierno legítimo del país, y a unos 700 kilómetros de Salalah, ciudad muy turística del sur del Sultanato de Omán.

Los esfuerzos por lograr la paz desarrollados en los últimos meses han sido hasta ahora infructuosos. La última iniciativa que se ha adoptado para intentar reconducir la situación es la elección por parte del secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres, del diplomático sueco Hans Grundberg para ser el nuevo enviado especial de la ONU a Yemen en sustitución del británico Martin Griffiths, quien ha reconocido que sus esfuerzos para poner fin a años de guerra han fracasado.

Oxfam, movimiento mundial con el objetivo de poner fin a la injusticia de la pobreza, ha alertado de los peligros de las operaciones militares en Yemen. Según la organización, la guerra que sufre el país amenaza con provocar un desastre humanitario sin precedentes

Asegura que el país puede ir a peor ya que se encuentra devastado por la guerra civil, lo que ha llevado a su población a "la peor crisis humanitaria del mundo".

Según las Naciones Unidas, 24 millones de yemeníes, lo que supone más de dos tercios de sus 30 millones de habitantes, necesitan asistencia humanitaria urgente ya que muchos de ellos están al borde de la hambruna.

Capitán español de buque pesquero lleva retenido diez meses en el Yemen en guerra
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