sábado. 20.04.2024

Los rebeldes hutíes de Yemen respaldados por Irán continúan su avance sobre el último bastión norteño del Gobierno a pesar de grandes bajas, informaron este domingo fuentes militares.

El gobierno negó informes anteriores de que los rebeldes habían tomado el control de un área en el noroeste en su marcha sobre la ciudad de Marib, que ha sido condenada por la ONU y la comunidad internacional.

El ministro de Información de Yemen, Muammar Al Eryani, cuestionó este domingo los informes de que los hutíes habían tomado Kassara y estaban progresando en los frentes occidentales. "Confirmamos que el Ejército Nacional y la Resistencia Popular en Marib se mantienen firmes en sus posiciones en varios frentes", escribió Al Eryani en Twitter.

Marib y los campos petrolíferos circundantes son la última zona significativa del territorio controlado por el Gobierno en el norte, el resto del cual está bajo control rebelde, incluida la capital, Saná.

Los feroces combates han dejado al menos 65 muertos en los últimos dos días, incluidos unos 26 miembros del personal leal, entre ellos cuatro oficiales, dijeron a la agencia de noticias AFP fuentes del Gobierno.

Los oficiales militares afirmaron que los combates se habían trasladado a Al Mil, a seis kilómetros del centro de Marib. Pero las montañas alrededor de Al Mil siguen siendo una barrera formidable para los rebeldes, que han estado luchando por llegar a Marib desde febrero. Fuentes gubernamentales afirmaron que los hutíes habían enviado cientos de refuerzos en los últimos días.

Los observadores explicaron que los hutíes tienen la intención de capturar la ciudad como palanca antes de cualquier negociación con el Gobierno, en medio de un impulso de Estados Unidos por reactivar las conversaciones de paz. La caída de la ciudad también podría provocar un desastre humanitario, ya que un gran número de civiles desplazados por los combates en otros lugares han buscado refugio en la zona. Alrededor de 140 campamentos han surgido en el desierto circundante para proporcionar refugio básico a hasta dos millones de desplazados, puntualizó el Gobierno yemení.

Cientos de combatientes han muerto desde que comenzó la ofensiva a gran escala, y el número de víctimas se vio impulsado por una oleada tras otra de combatientes hutíes que llegaron al frente de la ciudad. Un comandante del Gobierno en Marib reveló este mes que los hutíes están enviando reclutas jóvenes, muchos de ellos niños.

La escalada de hostilidades ha desplazado a 13.600 personas en Marib este año, según la agencia de la ONU para los refugiados, lo que ejerce una gran presión sobre la ciudad en medio de una segunda ola de coronavirus. Los asentamientos improvisados, que carecen de agua potable y electricidad, se están desbordando y los residentes del campamento dicen que han sido bombardeados repetidamente por los hutíes.

Los rebeldes también han aumentado los ataques con misiles y aviones no tripulados contra la vecina Arabia Saudita en los últimos meses, exigiendo la apertura del espacio aéreo y los puertos de Yemen. Han rechazado una propuesta saudí de alto el fuego.

La administración del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, está ejerciendo un impulso para poner fin al conflicto, advirtiendo que el sufrimiento solo terminará con una solución política.

Decenas de muertos mientras los rebeldes yemeníes avanzan sobre Marib
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