Estados Unidos ha culpado a Irán por los ataques a dos instalaciones de Saudi Aramco del sábado que fueron reclamados por los rebeldes hutíes en Yemen.
El secretario de Estado Mike Pompeo acusó a Teherán de llevar a cabo los ataques en Arabia Saudita.
"Teherán está detrás de casi 100 ataques contra Arabia Saudita, mientras que Rouhani y Zarif fingen participar en la diplomacia", dijo Pompeo en Twitter.
"En medio de todos los llamados a la reducción de tensión, Irán ha lanzado un ataque sin precedentes contra el suministro de energía del mundo".
También rechazó las afirmaciones de que los hutíes estaban detrás del ataque y dijo que "no había evidencia" de que los ataques del sábado hubieran venido de Yemen.
“Hacemos un llamado a todas las naciones para que condenen pública e inequívocamente los ataques de Irán. Estados Unidos trabajará con nuestros socios y aliados para garantizar que los mercados de energía se mantengan bien abastecidos y que Irán sea responsable de su agresión ", agregó Pompeo.
Tras una llamada telefónica entre el presidente estadounidense Donald Trump y el príncipe heredero saudí Mohammed bin Salman, la Casa Blanca condenó los ataques y dijo en un comunicado: "Las acciones violentas contra áreas civiles y la infraestructura vital para la economía global solo profundizan el conflicto y la desconfianza".
El príncipe Mohammed había emitido anteriormente una declaración diciendo que el Reino estaba "dispuesto y capaz" de responder a esta "agresión terrorista", según los medios estatales sauditas.
Saudi confirmó el sábado por la noche que había detenido temporalmente la producción en las dos instalaciones.
Los ataques "resultaron en una suspensión temporal de la producción en las plantas de Abqaiq y Khurais", dijo el príncipe Abdulaziz bin Salman, ministro de energía, en un comunicado publicado por la agencia oficial de prensa saudita.
Condujo a la interrupción de aproximadamente 5,7 millones de barriles de crudo, o alrededor del 50 por ciento de la producción total, agregó.
El ministro dijo que los ataques eran una amenaza para el suministro y la seguridad del petróleo en el mundo y, como resultado, para la economía global.
Después de visitar el sitio de los ataques, el presidente y CEO de Saudi Aramco, Amin H Nasser, dijo que se estaba trabajando para restaurar la producción y que se realizaría una actualización en 48 horas.
“Nos complace que no haya heridos. Me gustaría agradecer a todos los equipos que respondieron oportunamente a los incidentes y pusieron la situación bajo control ", dijo.
Los EAU lideraron anteriormente la condena internacional de los ataques. El Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación Internacional denunció el ataque con aviones no tripulados como un "acto terrorista y subversivo", y agregó que es una nueva evidencia de grupos terroristas que buscan socavar la seguridad y la estabilidad en la región.
"La seguridad de Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita es inseparable. Cualquier amenaza para el Reino de Arabia Saudita se considera una amenaza para la estabilidad y la seguridad de los Emiratos Árabes Unidos", dijo el ministerio.
