sábado. 20.04.2024

Estados Unidos anunció este viernes que cerró su consulado en Basora invocando "amenazas" que atribuyó a Irán, luego de las mortales protestas en la ciudad del sur de Irak. El secretario de Estado Mike Pompeo ordenó que todo el personal, excepto el de emergencia, salga de Basora, y que los deberes consulares sean asumidos por la Embajada en Bagdad, dijo la portavoz Heather Nauert.

"Desde hace varias semanas las amenazas se multiplicaron contra nuestro personal y nuestras instalaciones en Irak", afirmó Pompeo en un comunicado. Esas amenazas provienen "del Gobierno iraní, de la Fuerza Qods del cuerpo de Guardianes de la Revolución y de milicias asistidas, controladas y dirigidas por el jefe de la Fuerza Qods, Ghassem Soleimani", agregó.

"Hubo reiterados incidentes de disparos indirectos hacia nuestro consulado general en Basora, fundamentalmente en las últimas 24 horas", precisó el jefe de la diplomacia estadounidense.

"Hice saber claramente a Irán que Estados Unidos respondería de manera rápida y adecuada a todo ataque" a instalaciones estadounidenses, que provengan "de Irán directamente o de intermediarios".

En paralelo al cierre del consulado, el Departamento de Estado advirtió a los ciudadanos estadounidenses que viajen a Irak que su capacidad para prestarles asistencia en caso de urgencia es "extremadamente limitada".

La Casa Blanca ya había advertido a mediados de septiembre que responsabilizaría a Teherán de toda acción violenta en Irak perpetrada por milicias respaldadas por la república islámica o que afectaran a ciudadanos o intereses estadounidenses. Tres obuses de mortero habían sido disparados entonces sobre la zona verde de Bagdad, un área rodeada de medidas extremas de seguridad que sirve de sede a las autoridades iraquíes y a la Embajada estadounidense.

Washington denunció en la ocasión que Irak había sido escenario de "peligrosos ataques, en particular contra el consulado de Estados Unidos en Basora". Violentas manifestaciones estallaron a comienzos del mes pasado en esa gran ciudad petrolera del sur de mayoría chiíta, contra la corrupción de los gobernantes y por la decadencia de los servicios públicos. Los enfrentamientos causaron 12 muertes. Los manifestantes incendiaron la sede la gobernación, el consulado iraní y la mayor parte de las sedes de los grupos armados, fuertemente implantados e influyentes en la provincia, así como los locales de los partidos políticos, incluido el Dawa, del primer ministro Haider al-Abadi.

Cuatro cohetes fueron lanzados en los alrededores del aeropuerto, situado a corta distancia del consulado estadounidense.

En su discurso ante la asamblea de la ONU, el presidente iraní Hasán Rohani rechazó el martes las acusaciones estadounidenses de injerencia en los asuntos iraquíes y cuestionó la legitimidad de la presencia de Washington en Irak.

El parlamento iraquí eligió recientemente para formar parte de su dirección a candidatos respaldados por el bloque cercano a Irán, con lo cual el próximo gobierno nacional estará probablemente integrado por excombatientes antiyihadistas próximos a Irán y al populista chiíta Moqtada Sadr.

Desde la llegada al poder de Donald Trump, a comienzos de 2017, Irán está en el blanco de Washington, que lo acusa de intentar desestabilizar Medio Oriente.

El presidente republicano anunció en mayo el retiro de su país de los acuerdos nucleares con Irán, firmados en 2015 por Teherán y las grandes potencias.

Estados Unidos cierra su consulado en la ciudad iraquí de Basora y acusa a Irán
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