La comisión de seguridad de la gobernación de Adén ha impuesto un toque de queda desde las 20.00-05.00 horas en la ciudad después de que militantes rebeldes sitiaran el puerto, en el distrito Mualla en un intento de forzar la salida de las fuerzas de seguridad del gobierno.
El toque de queda entrará en vigor este lunes. La medida, tomada en una reunión de emergencia presidido por el gobernador de Adén, el brigadier Aidarous Qasim Al Zubaidi, está dirigida a los grupos que tratan de socavar la seguridad y la estabilidad en Adén, de acuerdo a una información de la agencia de noticias yemení que publica el diario Emirates 24/7.
El portavoz de la Gobernación de Adén, Nizar Anwar, explicó que las fuerzas militares y de seguridad del gobierno quieren restaurar el control total sobre el puerto.
Por otro lado, según informa AP, las fuerzas del gobierno yemení se enfrentaron este domingo con grupos milicianos por el control del estratégico del Puerto de Adén, en el sur de la ciudad del mismo nombre, de acuerdo a funcionarios gubernamentales.
Los funcionarios afirmaron que los milicianos -quienes están utilizando el puerto para lucrativas operaciones de contrabando- se han negado a entregar el puerto al gobierno. Acusan a los rebeldes de recibir apoyo de Al Qaeda.
Milicianos que se cree pertenecen a al Qaeda mataron a un oficial militar de alto rango e hirieron a cuatro de sus guardaespaldas cuando se dirigían al puerto, afirmaron funcionarios de seguridad, quienes agregaron que están ocurriendo fuertes enfrentamientos en la entrada principal del puerto.
El presidente Abed Rabbo Mansour Hadi designó el mes pasado a Aidarous al-Zubaidi como nuevo gobernador de Adén después de que una bomba mató el 6 de diciembre al entonces gobernador, atentado que se atribuyó un afiliado local del grupo Estado Islámico.
El plan del nuevo gobernador tiene como objetivo recapturar estaciones de policía y otros edificios estatales en poder de grupos armados, según un funcionario de seguridad.
Todos los funcionarios y residentes solicitaron no ser identificados porque no están autorizados a hablar con la prensa o porque temen represalias.
