viernes. 19.04.2024

Desde que Donald Trump se desmarcó de los compromisos del Acuerdo Nuclear de 2015 y restableció las sanciones contra Irán, las tensiones entre ambos países han ido creciendo y el Golfo Arábigo, por donde se transporta alrededor del 30% del petróleo del mundo, se ha convertido en una zona clave en este conflicto.

El jefe de la Guardia Revolucionaria, el contralmirante Ali Reza Tangsiri, advirtió que tienen bajo su control tanto el golfo como el estrecho de Ormuz, que podrían bloquear como represalia a una acción hostil de Estados Unidos.

El presidente Hasan Rohaní también dijo esta semana que se podría cerrar el estrecho en caso de que EEUU decidiera cortar el comercio del petróleo iraní. A la primera ola de sanciones, lanzada a principios de agosto, se sumarán el 5 de noviembre otras medidas que afectan al sector petrolero y de gas, que desempeñan un papel capital en la economía de Irán.

Las declaraciones de Rohaní, que no acostumbra a ser tan vehemente, fueron interpretadas como un intento de acercarse al sector más radical del régimen, entre ellos los Guardianes. Pero a pesar de estos intentos y del apoyo del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, Rohaní sigue siendo atacado. El ministro de Trabajo y el de Economía han tenido que renunciar y el 28 de agosto, el presidente está convocado frente al Parlamento para rendir cuentas de la situación económica.

Mientras tanto, este lunes, al iniciarse en La Haya las audiencias ante la Corte Internacional de Justicia sobre el restablecimiento de las sanciones, Teherán denunció la voluntad de Washington de dañar "gravemente" la economía iraní. Las audiencias deben durar cuatro días, durante los cuales la delegación de Irán abogará por la suspensión temporal de las sanciones, antes de que los jueces se pronuncien posteriormente sobre el fondo del caso.

El presidente iraní, Hassan Rouhani, prometió superar las nuevas sanciones estadounidenses impuestas al país y derrotar a los funcionarios "anti iraníes" en la Casa Blanca. En un discurso transmitido por la televisión estatal, Rouhani subrayó que su Gobierno superaría los desafíos económicos y mostraría a los "funcionarios anti-iraníes" en la Casa Blanca que las sanciones fracasarían.

Una moneda en colapso, alto desempleo y corrupción endémica significa que el presidente está siendo cuestionado.

"Los problemas económicos son críticos, pero más importante que eso es que muchas personas han perdido su fe en el futuro de la República Islámica y tienen dudas sobre su poder", dijo Rouhani, mientras respondía a las preguntas de los políticos sobre su manejo de la economía, en medio del aumento de los precios y el desempleo.

"No le tememos a Estados Unidos ni a los problemas económicos", dijo. "Vamos a superar los problemas".

El Golfo Arábigo, centro de las tensiones entre Estados Unidos e Irán
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