Por segunda vez en dos semanas, los rebeldes hutíes ejecutaron públicamente este lunes en Saná, capital de Yemen, a un criminal acusado de violar a una menor. Hussein al Saket, de 22 años, fue hallado culpable de secuestrar, violar y asesinar a un niña de cuatro años a la que luego enterró, señaló el juez Rajeh Ezzedine.
El tío de la niña, Ali Ayedh, señaló que Saket incluso había participado de la desesperada búsqueda de la menor cuando estaba aún desaparecida, hasta que fue "desenmascarado" durante la investigación policial.
El condenado fue acostado boca abajo en la plaza Tahrir en Saná, capturada por los hutíes tras un golpe de Estado en 2014 y un policía le disparó en la espalda cinco balas. Tras la muerte el cuerpo fue colgado de una grúa.
Ezzedine aseguró que la ejecución busca ser un "disuasivo para los criminales".
El 31 de julio otro hombre fue ejecutado por violar y asesinar a una niña de tres años, la primera vez que se realizaba una ejecución pública desde 2009. Este tipo de castigo sólo se realiza cuando el crimen afecta a los sentimientos del pueblo, como es el caso de las violaciones de menores.
Los hutíes, apoyados por Irán, están inmersos en una guerra civil con el gobierno del presidente Abedrabbo Mansour Hadi, que cuenta con la asistencia de la Coalición Árabe liderada por Arabia Saudita, desde hace más de dos años y tras el levantamiento de 2014.
Más de 8.300 personas han muerto desde entonces, millones fueron desplazados y otros 2.000 fallecieron por un brote de cólera, en lo que la ONU ha llamado la "crisis humanitaria más grande del mundo".
El organismo calcula que unos 10 millones de civiles necesitan alimentos y medicinas, en un país que se encuentra al borde de la hambruna.
